por Alberto Iniesta (@A_Maqueda_8)
del blog Discos
Ante el anuncio de un nuevo disco de Sabina después de siete años, Lo niego todo, las dudas existían, más por lo que nos había ofrecido en sus últimas entregas que por el nombre (no es coherente dudar de una trayectoria como la que contempla al jienense). Poco a poco esas dudas comenzaron a levantar el vuelo, hasta que al término de la escucha del disco ya no quedaba ninguna. Además del propio Sabina, hay varios nombres propios más que contribuyen a que el disco sea desde ya un imprescindible en su carrera. Cuando vistes un disco con letras de Benjamín Prado, además de las del propio Joaquín, lo esculpes con la producción y melodías de Leiva, lo adornas con teclas de César Pop y le das pinceladas de Rubén Pozo, Ariel Rot y Carlos Raya, el resultado no puede ser malo. De hecho, es el disco con los mejores arreglos desde aquel 19 días y 500 noches, al que líricamente también tiene agallas para mirarle a la cara.
Ya desde el principio ese medio tiempo llamado "Quien Más, Quien Menos" apunta maneras: delicioso, con unos sutiles acordes de guitarra que quitan el hipo. "No Tan Deprisa" tiene unos arreglos increíbles, que suenan con la precisión del que no admite un no por respuesta. Reforzada con un gran pedal steel, brilla por sí sola. Por si te parece poco, ahí está ese efectivo piano para introducir el tema que titula al disco, que constituye un acertado ejercicio autobiográfico que, además de negarlo todo, saca a la luz el corazoncito de Joaquín: “lloro con las más cursis películas de amor”. La mano de Leiva se nota especialmente en canciones como "Lágrimas de Mármol", que nos entrega al Sabina más macarra y burlón: “acabaré como una puta vieja hablando con mis gatos. (…) Si me tocó bailar con la más fea, viví para cantarlo”.
También se niega en hacerle ascos a temas como el sexo, cuando canta en "Leningrado" sin pelos en la lengua: “no era fácil en la Unión Soviética ir por condones a recepción”. Nuevamente unos arreglos bestiales introducen "Canción de Primavera", a la que sin ninguna sutileza le sugiere Sabina que le ponga los cuernos al invierno. Otro de los grandes logros lo encontramos en "Las Noches de Domingo Acaban Mal", donde los domingos no son los únicos que salen mal parados: “algunos lunes duran todo el año”, quizá refiriéndose a aquella depresión en que cayó a principios de siglo, poco después de sufrir un ictus. Logra sorprender, después de tantos años en la música, con el reggae de "Qué Estoy Haciendo Aquí", experimento curioso que quizá no termina de convencer de la manera en que lo hace el resto del álbum.
No obstante, la historia de las "Churumbelas", compuesta enteramente por él mismo, y la brillante colaboración al micro con Leiva en la canción que despide todo esto, "Por Delicadeza", dejan al oyente más que satisfecho, sabiendo que hacía mucho tiempo que Joaquín no sonaba así de bien. Si alguien se esperaba a estas alturas de la película un disco de este calibre, yo, como Joaquín, lo niego todo. Incluso la verdad.
Lágrimas de Mármol
Lo Niego Todo
Las Noches de Domingo Acaban Mal
la carne de gallina me pone en el corazón.................ha vuelto, adorable como siempre, dispuesto a devolverte a otros años mejores.
ResponderEliminarYo soy fan moderado de Sabina, hay discos que no trago pero la verdad es que este es una joya. Saludos!!
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