by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)
Me dispongo a hablaros de una de las obras del coreano Kim Ki-Duk, La Isla.
Lo primero que se aprecia al comenzar el film es que la fotografía es preciosa. Tras unos minutos de metraje, el primer análisis de la película nos dice que en un lago o similar flotan varias balsas dotadas de unas casitas de reducido tamaño –apenas una estancia- en las que se alojan diversos hombres que desean pasar unos días pescando. La encargada del negocio, de conducirles a las balsas y de proveerles de cebos o provisiones –además de proporcionar ocasionales servicios sexuales, y digo ocasionales porque conforme avanza la cinta vemos que en tal lugar no hay escasez de putas precisamente- es una mujer joven, misteriosa y de pocas palabras.
Hasta ahí la primera impresión. Las escenas –minutos y minutos sin que se oiga una sola palabra- se suceden pausadamente, poéticamente... aunque se respira cierta tensión, algo que nos dice que en ese lago no todo es tan apacible ni son tan poéticas las imágenes que nos esperan.
En relación a las escenas de los anzuelos clavándose en el cuello del pescador o en la vagina de la protagonista, decir que son ciertamente desagradables –sobre todo en el caso de la mujer- aunque tampoco es para abandonar la sala o desmayarse, como parece que le ocurrió a varios espectadores en Cannes.
Por fin, tras el visionado me asaltan las preguntas. ¿De qué huye el pescador protagonista? ¿Es realmente un asesino? ¿Y cuál es el pasado de la joven?
En cuanto al título, ¿donde está la isla? ¿Es esa especie de lugar en medio de ninguna parte en el que parece que se ha detenido el tiempo o hace referencia a las balsas de pesca, diminutos islotes flotando entre la bruma? En fin, piltrafillas, una peliculilla para ver mientras nos tomamos uno o dos gintonics, sin acción, sin diálogos... bonita en la factura, pero –en mi humilde opinión- vacía en contenidos. O quizás es todo lo contrario. Averiguadlo.
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Un film de contrapunto, sobre sus imágenes poéticas se muestra lo más oscuro del ser humano, es la danza de eros y thanatos que no se dan tregua. Un film que no necesita de tanto diálogo para mostrar lo sublime y el horror en la carne de los protagonistas. Orfeum
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