Desde su irrupción en la escena internacional con su prometedor Ep de debut Bliss, la actividad de los retro-roqueros Blues Pills ha sido frenética. Un servidor ha tenido ocasión de ver a la banda que lidera la vocalista sueca Elin Larsson en diferentes ocasiones, ya fuera en la intimidad de un pequeño club o en el marco de los multitudinarios festivales estivales, -Sonicblast 2014 y Leyendas Del Rock 2015-; y la impresión siempre ha sido plenamente satisfactoria. Y es que la formación siempre ha demostrado que, pese a la calidad y originalidad de sus entregas de estudio, su punto fuerte son unos directos potentes, enérgicos y, ante todo, divertidos.
Si ya en otoño del pasado año la banda visitó las principales plazas del Viejo Continente, en este segundo tramo de gira de presentación de su último redondo Lady In Gold, Elin y sus muchachos regresarían para dejar patente que son una de las bandas más trabajadoras de los últimos años. En esta ocasión, para presenciar su descarga nos desplazaríamos hasta tierras lusas, concretamente hasta el Hard Club de la ciudad de Oporto. Un céntrico local, con capacidad para unas 1000 personas, ubicado en lo que anteriormente fue el Mercado Ferreira Borges.
Lamentablemente, el coqueto local acabó quedándose demasiado grande, ya que poco más de 400 seguidores nos reunimos para ser partícipes de una velada repleta de classic-rock de tintes psicodélicos y aromas hippiosos. Los encargados de ejercer como anfitriones de las estrellas de la noche serían los locales The Black Wizards, una joven formación liderada por la vocalista y guitarrista Joana Brito que lleva ya algún tiempo asolando los escenarios con su rock ácido y setentero, que funde a la perfección las melodías de esencia clásica y raíces zeppelianas con la rotundidad de una base rítmica potente y compacta, deudora de la mejor escuela sabbathica; tal y como dejaron patente a lo largo de temas como "Gypsy Woman" o "Wicked Brain", ambos extraídos de su primer largo Lake Of Fire, que fue publicado en 2015.
Tras la presentación del combo portugués, llegaba el momento de que Blues Pills se adueñaran del escenario. Había una cierta incertidumbre con respecto a la actuación de esta noche, ya que la descarga en Lisboa, prevista para el viernes, había tenido que ser suspendida a causa de los problemas de salud de Elin Larsson. Pero tras cumplir las 24 horas de reposo que los médicos habían recomendado a la vocalista, Elin aparecía en escena para liderar a sus compañeros, y aunque no estuvo tan brillante y excelsa como en anteriores ocasiones, lo cierto es que volvió a cautivarnos con su voz, su simpatía y su hipnótica presencia escénica desde que la banda diera el pistoletazo de salida a la velada con "Lady In Gold".
Un sonido potente, una puesta en escena sólida, sobria y convincente, y el arrollador carisma de una vocalista que salió a escena vestida de negro y descalza se acabarían convirtiendo en las principales bazas de un quinteto que volvió a convencer a sus incondicionales gracias a las esencias clásicas que destilaron en temas como el marchoso "Little Boy Preacher" y "Burned Out", redondeando un explosivo arranque con tres piezas pertenecientes a su plástico del pasado año. Como suele suceder en todas sus presentaciones, el otro punto de atención sobre el escenario sería el guitarrista francés Dorian Sorriaux, quien se encargaría con su peculiar forma de atacar su instrumento de dar el toque de ácida psicodelia a los desarrollos instrumentales que marcarían la atmosférica "Black Smoke", que nos hacía cambiar el paso para adentrarnos en tesituras más densas y atmosféricas.
La primera ocasión en que la vocalista sueca se dirigió al respetable sería para agradecernos nuestra presencia y disculparse por el estado de su voz, que le había obligado a suspender el concierto en Lisboa. Como no podía ser de otra forma, la respuesta fue una cálida ovación que sirvió para Elin siguiera esforzándose al máximo para rayar a un excelente nivel y conseguir cumplir con las expectativas de sus seguidores mientras bailaba como si estuviera poseída agitando su melena rubia y su pandereta al ritmo del delicioso "Bliss".
El retorno sobre el material de "Lady In Gold", estaría reservado para los aromas funkeros del adictivo "Bad Talkers" y "Won't Go Back", todo un alarde de elegancia , intensidad y feeling que acabaría arrancando una rotunda ovación tras una soberbia interpretación de Elin. Aunque el público se mostró algo frío durante los primeros compases del show, la gente se iría animando a medida que transcurría la velada. Así que cuando llegó el momento de su versión del "Elements And Things" de Toni Joe White, la sala ya era un hervidero, con la gente agitando la cabeza mientras las deliciosas melodías de Dorian se encargaban de hacernos volar en el tiempo.
Pero dejando a un lado los bailes de la vocalista sueca y los excelsos desarrollos del guitarrista francés, el público tenía ganas de cantar, y que mejor para ello que los contagiosos estribillos de "You Gotta Try", que con su eléctrica sensualidad se convertiría en el preámbulo perfecto para el vibrante "Astralplane", que nos invitaba a disminuir las revoluciones para concentrarnos en la intensidad. El momento de sellar la alianza entre banda y público llegaría, como no podía de ser de otra forma, con el tema que les dio a conocer y que se convirtió en la bandera de su primer largo, un demoledor "High Class Woman", que hacía explotar al público para rubricar uno de los puntos culminantes de la velada. El momento de adentrarnos en la psicodelia setentera llegaría con “Ain´t No Change”, que hacia volar nuestra imaginación para poner el punto y seguido a la velada.
Ya nos lo había comentado en diferentes ocasiones a lo largo de la velada, y se disculpó por ello. Elin no estaba en su mejor momento, pero sobreponiéndose a las adversidades la vocalista consiguió salvar la situación con tablas y profesionalidad. Pese a ello, sería durante el tramo final del show cuando Elin flaqueó ligeramente en temas como la emotiva “I Felt A Change", que interpretó sola en escena y únicamente acompañada del piano. El retorno de sus compañeros, con su teclista empuñando la guitarra rítmica, estaría reservado para un alargada versión de "Gone So Long" que nos dejaría el penúltimo alarde solista de un Dorian absolutamente desatado, y como colofón definitivo para la velada optarían por otro cover, concretamente por el "Somebody To Love" de Jefferson Airplane y la vitalista "Devil Man", que volvía a convertirse en la excusa perfecta para que todos cantáramos y saltáramos junto a la vocalista.
Seamos sinceros. No fue este el mejor concierto que he visto de Blues Pills, pero hay que ponderar el esfuerzo y la dedicación de una Elin que salió a escena renqueante y enferma, pero dispuesta a dar lo mejor de sí ante una audiencia que le apoyó al máximo y que se dejó imbuir por la magia del blues-rock.
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