by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)
Esta la vi en el cine –sí, amiguitos, no solo de ficheros compartidos vive el King- en el marco de una salida familiar. Con una hija de corta edad, podéis suponer que no asistí a la proyección de un thriller –que es lo que me hubiese gustado-, sino a algo más light, mainstream y políticamente correcto como fue La Búsqueda 2. Sí, sorprendidos lectores, este aficionado al cine japonés erótico y violento se pasó un par de horas viendo una película que, si bien era distraída, no disfrutó en absoluto.
Os preguntaréis por qué. Pues porque me pasé casi todo el metraje fijándome en lo mal hechos que están los injertos de pelo –hay que asesinar a su estilista- que el presumido de Nicolas Cage se ha clavado/enganchado en el coco. Total, que entre eso y las palomitas rancias que me vendieron en la sala, la tarde-noche de ese sábado se salvó únicamente por estar acompañado de mis mujeres –la legal y mi hija-, aunque lo mismo me hubiese dado estar ante un ladrillo de Arte y Ensayo -¿aún se llaman así?- de nacionalidad iraní.
Ahora sin sarcasmo. A mi modo de ver, la película –al igual que la primera parte- es un divertimento sin pretensiones para ver, pues eso, con tus hijos –que a su corta edad no entienden de calidad y solo se preocupan de si se distraen o no, algo que a lo mejor deberíamos hacer más los adultos, en el cine o, incluso, en el comedor de casa.
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