
Django desencadenado (Django Unchained), es obra, desmesurada obra, del genio loco de Quentin Tarantino, a quien se le debe perdonar casi todo por habernos regalado grandísimos momentos de cine con mayúsculas y que –como humano que es- a veces se excede en la noción que de sí mismo tiene el chaval. La película –mezcla de historia de plantaciones, esclavos y buddy movie de pistoleros- nos cuenta cómo el Doctor Schultz, un dentista metido a cazarrecompensas, de origen alemán, compra –un eufemismo- al esclavo Django y lo entrena con la intención de que le ayude a encontrar y asesinar a los hermanos Brittle. A cambio, le promete la libertad y una parte de la recompensa. Sin embargo, ambos acabarán embarcados en la misión de rescatar a Broomhilda –la esposa de Django- de las garras de Calvin Candie, un tirano tratante de esclavos. Sí, amiguitos, ese es el argumento de Django desencadenado del que el realizador se sirve para hacernos pasar más de 140 minutos pegados a la pantalla.
Lo malo de tal desmesura es que, en realidad, la historia no da para tanto metraje y la genialidad visual y oral de Tarantino se rodea en esta cinta de algunos momentos anodinos. Quizás un par de horitas hubiesen dejado a Django desencadenado en obra maestra; ¿quién sabe?. De todas formas, la película es divertida, distraída, interesante y es más que recomendable. Llegado este punto, necesito abrir un paréntesis. Piltrafillas, nuestro país tiene una plantilla de actores de doblaje impresionante, profesionales de gran valía que ingresan a veces mucho más por este trabajo que por el de actor en primera persona. No querría yo que me acusasen de propiciar que viesen mermado su poder adquisitivo, pero no puedo hacer otra cosa que recomendaros que disfrutéis de las películas en versión original. La interpretación no son solo gestos y miradas, también es entonación y es así –escuchando la voz original- como de verdad se aprecia en toda su extensión el trabajo de un actor. Así descubriréis que, pese a aparecer en los carteles siempre por detrás de Jamie Foxx, el verdadero protagonista de Django desencadenado es el estupendo Christoph Waltz en su papel del cabronazo de buen corazón Schultz. No me olvidaré de ensalzar el trabajo de Leonardo DiCaprio como el psicópata Calvin Candie -estoy empezando a olvidarme de mis prejuicios con él- y dedicarle una mención especial –aquí también tiene gran importancia lo que os decía de la voz original- a un casi irreconocible Samuel L. Jackson. En resumen, piltrafillas, una sangrienta cinta no exenta de humor, llena de líneas de texto tarantinianas –se me quedó grabada la definición que el personaje de Don Johnson le dedicó a Django refiriéndose a él como “fancy pants nigger”- y que os hará pasar un largo rato palomitero (si os armáis de paciencia en algunos momentos superfluos, eso sí). Como extra, os diré que no entiendo la polémica con el endiosado Spike Lee, que calificó la cinta de racista e irrespetuosa cuando opino que es todo lo contrario.
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