Piltrafillas, en La sanguisuga conduce la danza –en realidad sanguisuga significa 'sanguijuela', pero me parece conveniente traducir el término como chupasangre ya que en una de las versiones el título hace referencia a una vampira, aunque sea algo engañoso ya que en la película no aparece vampira alguna- tenemos a la mujer libertina y provocativa abierta a cualquier relación con los hombres, a la joven y recatada viuda que desde que falleció su marido es incapaz de mantener contacto carnal con otro hombre y a la pareja de actrices que mantienen una relación lésbica metidas en un castillo con un misterioso conde y con el tímido Samuel, a quien la primera desprecia a sabiendas de que él está enamorado de ella y de quien se burlan las dos amantes. En ese entorno –en el que también hay un mayordomo obsesionado por la virtud y la justicia divina, una extraña ama de llaves enamorada en secreto de su señor y varios sirvientes a cual más freak- se desarrolla un argumento en el que –con el trasfondo de una historia familiar de adulterio y venganza- no tardan en producirse horribles muertes, aunque por desgracia estas –algo inexplicable al tratarse de un giallo setentero- tengan lugar sin que se muestre en pantalla ni una sola de ellas. En fin, amiguitos, una palomitera cinta de serie B –una b minúscula diría yo- con gotas de erotismo soft, ausencia de escenas sangrientas e interpretaciones del montón que pese a todo tiene una buena fotografía y que –si os gusta este tipo de cine- os recomiendo para pasar un rato ameno. Danza macabra no es una obra a tener demasiado en cuenta, pero tampoco es de lo peor que ha pasado por aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario