ZEPPELIN ROCK: THE TRAVELING WILBURYS - Traveling Wilburys Vol. 1 (1988): CRÍTICA Review

miércoles, 20 de septiembre de 2023

THE TRAVELING WILBURYS - Traveling Wilburys Vol. 1 (1988): CRÍTICA Review

por JLBM




Conviene empezar diciendo que George Harrison y Jeff Lynne habían conseguido publicar en noviembre de 1987 Cloud Nine, un álbum en el que el exBeatle y el productor llevaban trabajando casi cinco años. A comienzos de 1988 Warner Bros. solicitaba a Harrison una cara B para el sencillo de "This Is Love", el tema que iba a impulsar el lanzamiento de aquel álbum. La discográfica quería además que fuese lo más rápido posible.



George Harrison decidió escribir aquel tema con la ayuda de Jeff Lynne, pero su guitarra había quedado en casa de Tom Petty, con quien había estado trabajando en el "I Won't Back Down" del Full Moon Fever que el rubio iba a publicar en abril de 1989. Con la excusa de devolver la acústica de Harrison, Lynne se presentó con Petty, una excelente ayuda extra para la creación del nuevo tema que reclamaban los de Warner Bros.

Jeff Lynne llevaba tiempo trabajando también en Mistery Girl, el artefacto que iba a publicar Roy Orbison en febrero de 1989, un disco en el que Tom Petty y sus Heartbreakers estaban colaborando, así que decidió invitar al mítico vocalista de la Sun Records a unirse a Harrison, Petty y él mismo para confeccionar aquella manida cara B.



Solo faltaba un estudio, así que George Harrison llamó a Bob Dylan para que les dejase el que tenía en el garaje de su casa. Por supuesto se lo dejó, pero puso como condición el poder participar en aquellas sesiones, unas sesiones que se iban a convertir en un alucinante ejemplo de improvisación del que saldría "Handle With Care", un título colocado a raíz de una pegatina naranja situada en una caja del garaje de Dylan.

Las cabezas pensantes de Warner Bros. opinaron que "Handle With Care" era un tema demasiado bueno como para aparecer como cara B, así que los cinco monstruos tuvieron en cuenta lo cómodos que habían estado y lo bien que se lo habían pasado pariendo aquel tema y decidieron continuar adelante con la grabación de un álbum.

Harrison firmaba a The Traveling Wilburys con Warner Bros., su compañía, y creaba Wilbury Records para producir las sesiones junto a Jeff Lynne, grabando el álbum en la primavera de 1988 en casa de Dave Stewart, la otra mitad de Eurythmics. Espontaneidad en la creación del grupo, rapidez en la composición y grabación de los temas, dado que Dylan solo disponía de 10 días porque salía de gira.



En cctubre de 1988 se publicaba Traveling Wilburys Vol. 1, un inmenso álbum en el que cinco músicos de renombre dejaron sus egos aparcados a la entrada del estudio de grabación y se dedicaron a componer e interpretar sólo como ellos sabían hacerlo, sin nombres propios ni créditos individuales en el disco, otorgándole un indudable sentimiento de honestidad e integridad.

Un álbum nada convencional cuya fórmula iba a funcionar a la perfección en una fabulosa muestra de rock clásico americano en el que tuvo cabida el country, el rock, el folk, el blues y el rockabilly, en una mezcla compacta de los estilos que mejor manejaba cada miembro de la nueva banda.

Con semejante alineación se esperaba algo cuando menos sorprendente, y la verdad es que Traveling Wilburys Vol. 1 fue mucho más. La banda suena absolutamente cohesionada en el álbum, algo sin duda atribuible a Jeff Lynne, el pegamento del grupo, el tipo que los había producido a casi todos, el hombre que les conocía a la perfección, el productor que consiguió llevarse el sonido general del álbum a su terreno.



Traveling Wilburys Vol. 1 es la mezcla perfecta del talento individual de cada integrante del grupo. La ejecución es maestra, la interpretación vocal es impecable, y la instrumentación es soberbia. Una instrumentación en la que tienen mucho peso la batería de Jim Ketner, el saxo de Jim Horn, la percusión de Ray Cooper y el tom tom de Ian Wallace, músicos que ya habían trabajado con la mayoría de protagonistas de esta aventura.

Sin embargo, lo que hace al álbum realmente bueno, además de la ya mencionada espontaneidad en la creación de la banda, es la inmensa calidad de todos y cada uno de los temas, cortes muy bien escritos que fluyen cómodamente de uno a otro, en una combinación maestra de las personalidades musicales de cada uno de los Wilburys, liderados en cierto modo por George Harrison bajo la producción estelar de Jeff Lynne.



El álbum abre con "Handle With Care", el principal culpable de la realización del artefacto. La voz de George Harrison es la primera que se escucha, luego acompañada por la de Roy Orbison. Ambos suenan maravillosos en un tema que es una auténtica joya, un himno sobre las dificultades y su superación en el que voces, letra, melodía, guitarras y armónica elevan al séptimo cielo.

Luego llega el "Dirty World" de Bob Dylan, un adictivo temazo en el que el saxo de Jim Horn da una inmensa réplica a la voz nasal de Dylan. Puro genio, divertido, imaginativo y satírico, una gozada que cede su lugar a "Rattled", corte en el que Lynne impone un sonido retro, rock and roll de la vieja escuela con retazos rockabilly que muestra sin tapujos la esencia de los Traveling Wilburys.

"Last Night" se antoja un cruce entre bluegrass y reggae que crece en grandeza merced a un Tom Petty ayudado por Roy Orbison. Después "Not Alone Any More" muestra la impresionante y mágica voz del propio Roy Orbison. Algo de melancolía dentro de tanta diversión, un sentimiento capaz de ablandar los corazones más duros.

Vuelve de nuevo Dylan con "Congratulations", esta vez casi en plan narrador, antes de escuchar la felicidad de George Harrison en "Heading For The Light", un tema al que lleva a su más puro y clásico estilo, con ciertos toques a los Beatles y con un excelente trabajo de Jim Horn al saxo. Dos temas tan diferentes y con tanta cohesión sólo podían ser obra de cinco genios.



Aparecen ahora las inmensas armonías vocales de "Margarita", fabricadas por cinco tipos que parecían en ese momento haber nacido para cantar juntos. Letras entretenidas y geniales riffs de guitarra con una impresionante línea de bajo y un hipnótico Bob Dylan.

Las majestuosas letras del propio Dylan presiden "Tweeter And The Monkey Man". Drama y crimen con un toque de humor y ayuda de Petty para dar paso al "End Of The Line", el apoteósico cierre de un álbum tremendo. Grandes voces y maravillosa melodía para unas letras escritas en la vieja tradición del rock. Sin duda el cierre perfecto.

Luego vendría el Traveling Wilburys Vol. 3, ya sin Roy Orbison y algo menos inspirado, pero la grandeza de este Traveling Wilburys Vol. 1 casi puede apreciarse con un dato a priori insignificante, y es la serie de álbumes en solitario que sus protagonistas lanzaron con cierta proximidad en el tiempo al de los Traveling Wilburys. Trabajos en los que unos u otros miembros del super grupo colaboraron y cuyo sonido general presenta ciertas similitudes con este.

Mistery Girl de Roy Orbison en 1989, con producción de Jeff Lynne y colaboraciones de Tom Petty y los Heartbreakers, George Harrison, Jim Ketner y Jim Horn, Full Moon Fever de Tom Petty, también en 1989, con producción de Lynne y ayudas de George Harrison y Roy Orbison, Under The Red Sky de Bob Dylan en 1990, con aparición de George Harrison, Armchair Theatre de Jeff Lynne, con Tom Petty y George Harrison, o el Into The Great Wide Open de Tom Petty en 1991, con producción y participación de Jeff Lynne, son muestra concluyente de la inmensa química que hubo entre los cinco miembros principales de los Traveling Wilburys y que quedó perfectamente plasmada en ese artefacto llamado Traveling Wilburys Vol. 1.

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