La película comienza bien, mostrándonos la tensa –mucho- relación entre Jay y su esposa Shel, peleándose continuamente ante la atenta mirada de su hijo Sam y permitiéndonos conocer a Fiona, la novia de Gal, una mujer que esconde una personalidad oscura. Luego sabremos que la lista de objetivos comienza con un sacerdote y continúa con un hombre que guarda copias de una película tan degenerada que hace llorar al duro Jay en cuanto la ve. Violencia extrema, torturas... Kill list es extraña e inquietante, pero tiene momentos de guion muy acertados y con cierto humor -como por ejemplo la hilarante sarta de frases que Jay le dedica al friki que toca la guitarra en un restaurante alabando a Dios- que ayudan a sobrellevar la tensión, a alejarse de la atmósfera angustiosa que retrata, algo a lo que ayuda su banda sonora. En resumen, que no es amable de ver y decir divertida sería abusar del lenguaje, pero yo os la recomiendo.
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