by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)

Total, piltrafillas, que tanto Mark como Sheila –que está decidida a rescatar a su hermana- intentarán escapar del campamento de Jones, algo bastante peligroso al estar rodeado de tribus que practican el canibalismo. Bueno, amiguitos, nos encontramos ante uno de esos subproductos italianos de finales de los 70 y principios de los 80 en los que la temática caníbal cobró protagonismo. En ese sentido, la calidad general de esta obra deja bastante que desear, llegando a tener algunas escenas –bastante obvias, resultado de un tosco recorta y pega- provenientes de otras películas del género del mismo Lenzi o de Ruggero Deodato. Entre colegas anda el juego. Y para muestra de lo básico del guion de Eaten alive! –en un intento cutre de unir realidad y ficción-, el detalle del nombre de Jim Jones como reverendo de la secta en medio del amazonas, cuando un par de años atrás el verdadero Jim Jones había obligado a su secta a suicidarse en masa en la Guyana. Anda que no había nombres para darle al reverendo. Y por si eso fuera poco, los efectos de maquillaje –esas piernas pretendidamente cortadas que hacen ver que mordisquean los caníbales de atrezzo- y escenas como el atropello del indígena cuando aún no han salido los títulos de crédito iniciales, son cosas que o le atrapan a uno en la telaraña de lo casposo o hacen que se opte por dejar de inmediato de ver la película. En mi caso –soy friki- digamos que me he dejado enredar en la seda pegajosa del amor por lo bizarro. Así, he podido disfrutar de serpientes comiéndose a monos, canibalismo, sacrificio de animales, automutilación, violaciones, música de Bach retumbando en la jungla, sadismo sexual... cosas que hoy en día –y más, filmadas de esa manera- no son nada del otro mundo, pero que en 1980 podían resultar muy impactantes y truculentas, al menos en el circuito de la serie B.
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