Por Esteban Martínez (@EMartineC)
Desde su primer riff el álbum desencadena una secuencia que conjuga ejecución y brutalidad como pocos saben. 'An act of god' es una bestialidad de canción con ese "Acts of cruelty, acts of shame / Acts of torture, ¡an act of god!" que retumba en los coros, y desde acá se sucederán una seguidilla de canciones que fluctuarán en sus tiempos, algunas como 'The age of no light' o 'Blooded' abrirán desatando de inmediato el caos para luego establecer algún tipo de desaceleración, esto a diferencia de 'Noose of thorns' (vaya maravilla de setenta segundos iniciales, ¡qué manjar!) o 'Shed the light' que entrarán en "calma" para más adelante iniciar la descarga de ira y violencia en el sonido.
Esas idas y vueltas Immolation las maneja a placer y en ese sentido la banda hace sentir su experiencia, con un Steve Shalaty extraordinario en batería (cumple veinte años ya en la banda y no es exagerado mencionarlo como uno de los mejores dentro de la escena actual) y un Ross Dolan sensacional en las vocales, con una oscuridad en sus guturales que no saben de desgaste.
El problema, lamentablemente, es que con las armas ya desatadas el álbum comienza a redundar en exceso entre canciones que insisten sobre la misma fórmula, con canciones todas de tres o cuatro minutos que vuelven al disco innecesariamente largo. 52 minutos... ¿para qué? Uno no es quien para decirles a estas leyendas que hacer y que no, pero algún tema instrumental interesante (no el minuto y medio que presentan en 'And the flames wept', que en realidad es una intro más que una canción propiamente tal) o alguna pieza más extensa que lo habitual pero rica en matices quizás habría colaborado en generar un álbum más redondo. Finalmente, toda esa pasada por 'Broken prey', 'Derelict of spirit', 'When halos burn' y 'Let the darkness in' me parece que aporta poco y nada a un global que con todo lo previo ya había logrado sonar a un nivel realmente enorme.
Tampoco es que Immolation necesiten a estas alturas darle una vuelta de tuerca a su sonido, son lo que son y ahí tampoco es que decepcionen. Acts of god es un nuevo álbum de alto nivel que se agrega a su intachable colección e insisto, tras treinta años de carrera algo así no es poca cosa...
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