by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)
Pero mientras bucea es abducida hasta una cama cubierta de pétalos de flor en la que es atada por sus extremidades propiciando que la criatura/anguila de la leyenda penetre –no me preguntéis por donde- en su cuerpo. Entonces Tania saldrá desnuda del mar –aunque luego se la vea cubierta con la parte inferior de un biquini, uno de los numerosos despropósitos del montaje- y se dedicará a fornicar y asesinar a los hombres que se le ponen por delante para luego dirigirse a su hotel y proseguir con la destrucción. No tardaremos en conocer a Max, el policía que investigará las muertes tras aparecer esa misma noche tres cadáveres con las mismas características, es decir, que a los tres les han seccionado el pene. También descubrimos a una cantante llamada Erica que lleva un colgante igualito al que rodeaba el cuello de la antropóloga cuando salió del mar desnuda, claro que en posteriores imágenes –al realizador se le debió pasar por alto que eso era importante- ya no lo lleve.
En fin, que no hace falta ser un premio Nobel para darse cuenta de la falta total de calidad de un producto que, aun así, se convirtió sin pretenderlo en una obra imprescindible del cine casposo del siglo pasado. Una auténtica sorpresa, un verdadero placer para mis neuronas perjudicadas. Además, ni versión original ni subtítulos, no, piltrafillas, esta vez una película maravillosamente doblada al castellano por esas voces tan habituales en películas y series de televisión de los 80, que tanto servían para un roto como para un descosido. Se me ocurre que las únicas razones por las que la cinta se llama Lady Terminator debe ser porque Tania va vestida de cuero con un ajustado conjunto que no se explica de donde ha sacado y porque en una escena se opera el ojo en una copia casi exacta de la misma protagonizada por Schwarzenegger en su película. Claro que aquel era un cyborg y esta –en teoría- es un cuerpo humano, aunque poseído por un espíritu maligno. Y lo peor –por si el plagio no fuese vergonzoso- es que durante toda la escena se ve que se ha sacado el ojo izquierdo pero cuando se lo encaja de nuevo... ¡el que se pone en la cara es el derecho! Patético. Total, piltrafillas, persecuciones de coches, con helicópteros y tanques, disparos a mansalva, soldados que son alcanzados por las balas justo cuando casualmente el arma que les apunta ha dejado de disparar, actores patéticos, errores flagrantes de raccord como los ya descritos –podéis jugar a buscar más-, diálogos inclasificables –la perorata de Max al explicar como perdió a su mujer es para internar al guionista en lo más oscuro de una celda de contención de centro psiquiátrico- una labor interpretativa por parte de Barbara Ann Constable que -cuando no nos enseña las tetas- consiste en poner cara de mala –o lo que ella buenamente creyó que era eso-, fingir que dispara un arma y dar patadas a las puertas y efectos visuales y de maquillaje de la edad de piedra. Eso sí, la chica es muy guapa. Resumiendo, amiguitos, lo más bizarro que he visto en la vida, y mirad que el King consume cine friki. ¡No os la podéis perder!
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