por Alberto Iniesta (@A_Maqueda_8)
del blog Discos
Hay un montón, cientos, miles de grupos buenos que llevarte a los oídos y que valen para montones de situaciones distintas, desde un día de furia (Rage Against The Machine) a uno de domingo con depresión (Johnny Cash), pasando por días desbordantes de optimismo en los que te ves tocando para miles de personas en un estadio (Queen). Pero a la hora de emocionar, de destrozar fibras sensibles, de llegar hasta al corazón más metalizado, existen pocos capaces de lograr su cometido de la forma en la que lo consigue él. Él y, por supuesto, el pedazo de banda que lleva detrás.
El Boss le pone algo a sus letras y acordes que lo hace distinto de los demás, es una receta de la que no está muy claro cuál es el ingrediente secreto pero que te ofrece unas canciones que no te dejan indiferente. Pero lo mejor de todo es verle, tal y como él mismo cuenta en su maravillosa autobiografía que hace pocos meses que ha visto la luz, en directo. Porque es encima de un escenario donde esa gran dosis de emociones y sentimientos compartidos con sus seguidores cobra vida, y es que realmente se deja la piel ahí arriba, donde lleva subido desde hace casi cincuenta años y los que le quedan. Este quíntuple LP en directo es una buena muestra de ello, perfecto para escuchar una tarde (o día, que diría Antonio Vega) cualquiera y dejarse llevar. Grabado en distintos puntos de Estados Unidos entre los años 1975 y 1985, es una joya atemporal regalo de mi padre que guardo con gran cariño. Vamos allá:
Cara A: El piano y la armónica se funden en uno y se escuchan los primeros acordes. La voz de Bruce suena perfecta, a gusto del chef. La acústica es deliciosa, la letra inmejorable. “Es un pueblo lleno de perdedores, y yo me largo para ganar”. En sonido acústico pierde la grandiosidad que la caracteriza en su versión de estudio, pero se convierte en un tema mucho más desnudo y personal. Pelos de punta O lo que es lo mismo, Thunder Road.
Cara B: Bruce entra en los estudios CBS con una guitarra y sin un nombre de relumbrón, y toca It’s Hard To Be A Saint In The City. De ahí a una demo, de ahí a Greetings, y el resto es historia. La versión en vivo sigue mostrando a ese chico joven desbordante de acné con hambre del mundo entero. Aquí nos habla de las dificultades de un hombre joven para mantenerse fiel a sus principios.
Cara C: Una palabra esencial para entender muchas de las canciones de Bruce: épica. No hay más que escuchar la fuerza que coge la canción cuando el piano y la tenue voz del Jefe iniciales se ven reforzadas gracias al buen hacer del resto de la banda. Contagiados, ese mismo piano y la voz de Bruce se vuelven salvajes, ofreciendo una verdadera joya de interpretación.
Cara D: Las baladas de Bruce siempre tienen algo, está claro que carecen de esa majestuosidad y esa fuerza que transmiten sus canciones más fuertes con banda, pero son deliciosos momentos de reposo entre esos subidones de adrenalina a lo Born In The USA. En este caso, aunque no sea de las más famosas de su carrera, ciertamente es de las que más calidez transmite. No por nada Bruce mencionó esta entre las que, a su entender, formaban el alma y corazón de esa doble joya llamada The River. Aquí, Bruce cambia los papeles: “Papá, vete a la cama ya, se está haciendo tarde”. Lo que no cambia es su voz. Escúchala aquí. Suena espectacular.
Cara E: En memoria de Ese Hombre con mayúsculas que durante tantos conciertos ha sido un pilar esencial dentro del sonido de la E Street Band, el saxo humano, Big Man, esa mano derecha insustituible que todavía sigue sin perderse concierto alguno del Jefe desde allí donde esté. Siempre he amado el solo de saxo de C en esa pieza inmortal llamada Badlands. Es un solo tan lleno de corazón, que sale directo desde dentro, que mientras suena en el tocadiscos puedes sentir por momentos la presencia de Clarence Clemons ahí mismo. Una de mis canciones favoritas.
Cara F: Lo de hablar de asesinos en Nebraska le gustó a Bruce, y Johnny 99 es un ejemplo más de ello. Sin perder la desnudez y la fragilidad que la hace tan única en ese mencionado Nebraska, aquí en directo adquiere otro rollo y suena mejor, algo difícil pero que habla muy bien de esa E Street Band que le da vueltas a las canciones para dar siempre diferentes matices a las joyas que Bruce compone. Y en ese lugar reservado para joyas, Johnny 99 siempre tendrá un lugar especial.
Cara G: Bruce nos ha contado muchas historias, pero pocas con el impacto de las que solía contar a principios de los 80 para introducir The River. La difícil relación con su padre, acompañada de relatos de Vietnam, consiguen erizarte la piel antes de que suene la armónica y salgan Mary y él a escena hacia el río, aunque el río esté seco. Sin las limitaciones de tiempo que impone el estudio, añadido a la historia inicial de Bruce, The River aquí se alarga hasta casi doce gloriosos minutos. Y que no se acabe.
Cara H: En Born In The USA hay una serie de canciones que rebosan optimismo, que congenian a la perfección con las más lentas. Quizá sea esa unión lo que hace tan grande a ese disco. Una de esas capaces de alegrar cualquier día con solo unos pocos acordes es sin duda Darlington County, y es digno de elogio el gran equipo que forma junto a Working On The Highway tanto en el LP (van seguidas siendo la tercera y la cuarta respectivamente) como en este grandioso documento que nos ocupa. A base de cimientos simples, las dos ganan enteros con esos acertados arreglos que la E Street Band les cose para dar forma a dos grandes canciones.
Cara I: Dedicada a su gran amigo Steve Van Zandt, Bobby Jean narra un poco lo que es la historia entre Bruce y Little Steven: “Nos gusta la misma música, los mismos grupos, la misma ropa”. Y también hace referencia al adiós de aquel entonces de Steve, que dejaba la E Street Band: “Ojalá me lo hubieras dicho, ojalá pudiera haber hablado contigo, simplemente para decirte adiós”. No obstante, el optimismo vital que transmite la canción descarta cualquier teoría sobre una posible canción triste.
Cara J: “Nos fugamos de clase, teníamos que alejarnos de aquellos idiotas. Aprendimos más de una grabación de tres minutos que de todo lo que aprendimos en el colegio”. Probablemente, mi letra favorita de Bruce. Después de todo, tampoco han cambiado tanto las cosas, más de treinta años después. La energía que desprende este tema en directo la elevan a otra dimensión que se resiste de cualquier posible explicación humana. Porque no, no nos rendimos ni lo haremos jamás, no al menos después de escuchar esto.
Rosalita (Come Out Tonight)
The River
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