Escritores sueltos
DEJAR en manos de la muerte segura a quien consideramos un ser amado dice poco en favor de nuestra moral, de nuestra integridad como persona. Por el contrario, dice mucho de lo mísero y cobarde que, en realidad, puede llegar a ser uno. Eso hizo en una ocasión el escritor Genaro Márquez: abandonar a su suerte a Rita, aquella mujer de su novela a quien, si bien había presentado en las primeras páginas de un modo despiadado, poco a poco fue ganando su voluntad y su amor. Allí la dejó, ya digo, desamparada, en el interior de su coche rojo, justo cuando su amante (quizá él mismo en realidad, enmascarado tras un nombre), engañado, se aproximaba con una navaja barbera escondida en la cintura con la que acometer su pecho y darle la muerte que tanto merecía.
ÁCS
Pero, si tú mismo dices que merecía la muerte, entonces no podemos criticar a Genaro ¿no?
ResponderEliminarEsto ya lo decía Barthes, pero como aclaración: no confundir nunca la voz del narrador con el escritor de carne y hueso. En cualquier caso, se sobreentiende un "a su entender" al final de la oración, que sin duda el autor vio innecesario poner en boca del narrador.
EliminarEl cuento es totalmente irónico, pues Genaro Márquez, como escritor de la historia, la podría haber llevado por otros derroteros y no hacer de esa Rita una "adúltera".
ResponderEliminarTambién hay escritores que dicen que sus personajes tienen vida propia y ellos sólo ponen en el papel lo que estos, vía musas, les van soplando a la oreja. Sin duda, Rita merecía desaparecer de la narración de forma cruenta :P
ResponderEliminarPobre Rita. Si lees el micro 10 veces ya parece como de la familia... y te da una lastimica, jaja.
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