Lo que hicieron Mick Box (guitarra), Phil Lanzon (teclados y sintetizadores), Trevor Bolder (bajista), Lee Kerslake (batería) y Bernie Shaw (cantante) fue componer y grabar sin presión un álbum que satisficiera sus propios gustos y que sonara "atemporal". Eligieron al productor Pip Williams para ello, por sus trabajos con Status Quo o The Moody Blues. Viajaron un par de horas en coche a los estudios Chipping Norton en Oxfordshire, cerca de la familia, intentando llevar esa concentración y calma también a la música.
Al vigésimo disco de estudio de Uriah Heep se le ha calificado como flojo, lleno de baladas, un poco pomposo en las letras, de producción algo plana y popera. Se dice de él que es un «quiero y no puedo», que todo suena «a refrito». Que no hay buenas canciones. En definitiva, un disco olvidable.
Aunque es cierto que la producción es muy "amable"», las canciones en sí contienen un gran trabajo: buenas composiciones bien arregladas, con cada músico ejecutando a la perfección su parte y algunas letras muy sentidas. Mick Box y Phil Lanzon se encargan de la mayoría de los cortes, con Trevor Bolder aportando su grantito de arena. Además, las canciones son muy distintas entre sí pero mantienen una vida común, un hilo que da coherencia al álbum. Y, aunque habría que destacar a todos los intérpretes, no puedo por menos que hacer una mención especial a Bernie Shaw, simplemente excelente (en Heartless land o Question, por poner dos ejemplos).
Siempre, llegado este momento, nos gusta destacar algunas canciones, esas por las que deberías empezar a pinchar si quieres disfrutar de Sonic Origami. Encontramos el espíritu seventies en Between two worlds (increíble Hammond y dos solos de guitarra), In the moment, Feels like (ese riff), I hear voices o Everything in life (mi favorita). Juegan con sonidos más eighties, algo de AOR y aromas más poppy en Perfect little heart (mágica melodía vocal), Only the young o Across the miles. Y suenan de muerte las acústicas y los arreglos orquestales de The golden palace y Shelter from the rain.
Es obvio que Sonic Origami no está entre los cinco mejores trabajos de Uriah Heep. Pero es que la discografía de estos tipos tiene mucho nivel. El sexto o el séptimo de veinticuatro no está nada mal. Como extra, durante la posterior gira grabaron varios conciertos que acabaron formando el directo Future echos of the past, uno de los más recomendables de su larga carrera, en los que escuchamos hasta ocho cortes de los aquí comentados.
Y nada como pincharlo de nuevo para nuestros oídos. A ello os invito.
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