ZEPPELIN ROCK: KATAKLYSM - Goliath (2023): CRÍTICA Review

lunes, 23 de octubre de 2023

KATAKLYSM - Goliath (2023): CRÍTICA Review

 

Por Esteban Martínez (@EMartineC)



Hace ya ocho anitos escribí sobre Of Ghost and Gods (2015) del grupo canadiense Kataklysm, y mi sensación fue la de estar ante un álbum plano, monótono y que planteaba bastante poca novedad respecto a lo que venían haciendo en discos anteriores. Mi desmotivación con el trabajo llegó al punto de que los siguientes Meditations (2018) + Unconquered (2020) ni siquiera los escuché demasiado, de hecho, no fueron reseñados acá en el blog. En ese intertanto, sin embargo, fue que supe de Ex Deo, el proyecto alternativo de Maurizio Iacono, y grata sorpresa me llevé con el experimento histórico/sinfónico de The thirteen years of Nero (2021), por lo que ante la noticia de la publicación de Goliath decidí volver a Kataklysm, con la esperanza de encontrar algo más de apertura en su sonido... cosa que lamentablemente no ha ocurrido.



Siendo claros, Goliath (de notable portada, hay que decirlo) no es en absoluto un mal disco; este contiene todos los elementos que vienen caracterizando el sonido de Kataklysm durante los últimos quince a veinte años, es decir, ese machaque incesante que se evidencia en una canción como 'Die as a king' (donde la batería suena más maquinal/industrial que nunca), 'The redeemer' o 'From the land of the living to the land of the dead', además riffs de peso marcados por las siete cuerdas de Jean Fracois Dagenais (quien también ha hecho acá de productor) en 'Goliath' (la canción) o 'Dark wings of deception', esta última la única que escapa de la norma general del disco, ralentizando los tiempos para ir acelerando cuando el tema lo pide y trazando un camino interesante en cuanto a atmósferas. Ojalá el trabajo hubiese ido más en esta dirección.  



El problema aparece, sin embargo, cuando hilamos un poco más fino. Canciones como 'Bringer of vengeance' o 'Combustion' no están mal pero echan mano a un groove metal bastante tradicional (similar a lo que suena en cualquier disco de Soulfly, por ejemplo) al punto de que podrías intercambiar el riff de una con otra sin alterarlas demasiado, lo cual habla de una falta de identidad preocupante. De igual forma, la recta final del disco, al quedarse sin ideas, acaba recurriendo a los mismos lugares comunes una y otra vez, por lo que la sensación de haberlo oído todo al quinto o sexto tema es potente. 

Lo dicho entonces, Goliath está lejos de ser un desastre, acá hay metal de peso y convincentes ejecuciones, sin embargo, la falta de ambición o herramientas por parte de Kataklysm es evidente. Los canadienses lucen estancados en un sonido que vienen repitiendo desde hace demasiados discos por lo que más allá de dos o tres canciones nos dejan sin excusas para escuchar demasiado sus álbumes. 

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