Total, amiguitos, que en esta cinta protagonizada por Serena Grandi, todo un icono sexual italiano de los 80, tenemos a guapas modelos semidesnudas, un vecino paralítico que vive junto a la mansión donde se toman las fotografías eróticas, a un asesino que ve a las modelos extrañamente deformadas y en tonos rojos y azules antes de acabar con ellas y nos encontramos con interpretaciones patéticas, diálogos zafios –como cuando Marc le dice a Gioia “tú no eres como ellas, tu me la pones bien gorda”-, efectos de maquillaje de baratillo y una banda sonora repetitiva. Pero si hay algo que convierte a Crímenes en portada en una película de obligada visión para todo friki que se precie es que una de las modelos de Pussycat es ni más ni menos la joven Sabrina Salerno, cantante –por decirlo de alguna manera- que mientras hacía un playback de su tema “Hot Girl” en el programa especial de nochevieja de ese mismo año en TVE se quedó con una teta al aire convirtiéndose ipso facto en capítulo eterno de la historia de la televisión de nuestro país y en icono sagrado para adolescentes onanistas. Solo por eso –nostalgia obliga- vale la pena dedicar una hora y media a disfrutar de este subproducto de serie B sin demasiado interés.
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