En 1984 nacía en Atlanta una banda llamada Mr.Crowe's Garden, capitaneada por los hermanos Chris y Rich Robinson. Aquellos tipos trataban de revitalizar el rock clásico con el que las grandes bandas habían llenado de gloria la década de los 70, tarea complicada en unos momentos en los que el hard rock y el heavy metal se abrían paso a marchas agigantadas.
George Drakoulias, uno de los discípulos de Rick Rubin, contemplaba un show de Mr. Crowe's Garden en Nueva York. Impresionado les conseguía el fichaje por Def American Recordings, la discográfica del señor Rubin, hoy reencarnada en Republic Records, y la banda, llamada ahora The Black Crowes, iniciaba en el verano de 1989 la grabación del que sería su álbum de debut.
Shake Your Money Maker se publicaba en febrero de 1990, y suponía un soplo de aire fresco en el enrarecido panorama del rock de inicios de aquella década. Una vuelta a lo clásico teñida de una exuberante personalidad propiciaron que aquel álbum se convirtiese por derecho propio en uno de los mejores debut de la historia del rock.
Los Black Crowes trajeron un rock que llevaba practicamente desde mediados de los 70 sin escucharse, un tipo de rock que se remontaba a los conceptos básicos que lo habían hecho grande, un rock absolutamente genuino. Mucha música y poca imagen bebiendo directamente de los Faces, de los Rolling Stones, de Humble Pie, de Aerosmith, de Free o de Led Zeppelin y destilando un poquito de la esencia de las grandes bandas del southern rock, pero por supuesto con unas ideas y una personalidad propia que finalmente les colocarían junto a todas aquellas bandas.
Un álbum transmisor de una energía y un poder apabullantes. Rock crudo de base blues para recuperar las viejas esencias y el viejo modo de hacer las cosas. Para hacer algo así en aquel momento había que tenerlos bien puestos, y los hermanos Robinson y su banda decidieron que este era el único camino, un camino que han mantenido hasta nuestros días.
Chris Robinson, la voz, y Rich, la guitarra, son sin duda una de las parejas compositivas más honestas y auténticas que se pueden encontrar, y en Shake Your Money Maker comenzaron a dar muestras de su capacidad para fabricar rock en el más estricto significado de la palabra. Licks de guitarra y voces poderosas para transmitir el máximo posible.
Y si de guitarras hablamos es menester citar el trabajo del propio Rich Robinson y Jeff Cease. Una apuesta concisa y bluesy que resucitaba de pronto los sonidos casi extinguidos de tipos como Mick Taylor y Keith Richards, reminiscencias del blues hecho rock por la vía rápida.
Parte fundamental en el sonido del álbum es Chuck Leavell, el tipo cuyas teclas habían sonado para los Allman Brothers o para los Rolling Stones, y cuyo piano honky tonk y Hammond dotan de una tremenda autenticidad a Shake Your Money Maker, tiñéndolo de rock, de blues y del más puro sur.
El bajo de Johnny Colt y la batería de Steve Gorman mantienen el pulso con los musculosos riffs de aroma bluesy de Rich Robinson y Jeff Cease y aguantan la arrogancia sureña de la voz de Chris Robinson sin apenas despeinarse. Máquina de demolición en los temas más duros, soporte perfecto en los más melancólicos.
El añadido de la guitarra y el bajo de Brendan O'Brien y los coros casi lascivos de Laura Creamer completan una banda que se olvidó de las ventas en su debut y se dedicó única y exclusivamente a fabricar rock and roll.
Shake Your Money Maker abre con "Twice As Hard", un tema de memorable slide guitar y piano de tugurio para acompañar la voz sureña de Chris Robinson. Una gloriosa declaración de intenciones tras la que "Jealous Again" se convierte en el brutal tema que abrió el camino para que la música de los Black Crowes se estableciese como algo sólido y definido.
Después el calado blues de "Sister Luck", corte hermoso y surrealista de lento movimiento y "Could I've Been So Blind", una pieza de baterías demoledoras y guitarras por todos lados con un Chris Robinson gimiendo como una sirena.
La resonancia emocional casi épica de "Seeing Things" o "Hard To Handle", el alucinante cover del clásico de Otis Redding, un tema con un atractivo indefinible perfectamente ejecutado e interpretado, mantienen la energía y la intensidad del álbum en todo lo alto, en el delicado momento en el que muchos de los supuestos grandes álbumes flaquean.
"Thick n' Thin" trallazo lleno de licks y riffs marca de la casa, potente y adictivo, deja paso a la calma demoledora de "She Talks To Angels", un baladón impresionante sobre la adicción a las drogas de una chica en el que la madurez y su sentido de la melodía asombran sobre todo por su temprana composición.
"Struttin' Blues", tema que hace honor a su nombre, y "Stare It Cold", un pelotazo que debería ser considerado un clásico, cierran Shake Your Money Maker dejando bien atada y sin fisuras la marca de agua de los Black Crowes, una marca que tendría su continuidad en el tiempo.
Debutar con un artefacto de esta categoría está a la altura de muy pocas bandas, y ni siquiera algunas de sus influencias puedieron hacerlo mínimamente parecido. Comenzaba la historia de los Black Crowes, la banda de los hermanos Robinson, una brillante historia que se ha prolongado hasta hoy.
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