Amiguitos, estamos ante una astracanada como una catedral dotada de unos diálogos bizarros, algunos gags hilarantes, actuaciones pésimas a posta, efectos especiales y de sonido patéticos y escenas inverosímiles que lleva hasta la exageración los preceptos del genuino género que hiciesen famoso Isaac Hayes, Richard Roundree o Pam Grier. En ese aspecto se trata de un homenaje sincero, el retrato a un tipo de cine parejo al que Tarantino y Rodríguez realizaron hace unos años en su Grindhouse. Pero la verdad es que en mi humilde opinión la calidad general de Black Dynamite no supera a joyas del género como Cleopatra Jones, Foxy Brown o Shaft y sus secuelas, y, por supuesto, es inferior a la Jackie Brown del mencionado Tarantino. Aún así, resulta una aceptable y simpática opción palomitera para pasar una tarde de domingo amena en el ghetto, rodeados de mujeres voluptuosas, niños huérfanos drogadictos, militantes de los Black Panthers y mafiosos, con tiros, patadas, golpes de nunchaku y puñetazos. Recomendada. Y si no lo creéis así es que no sois verdaderos piltrafillas.
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