Amiguitos, The expendables 2 es básicamente más de lo mismo que en la primera parte, pero algo ralentizado. El inicio de la cinta augura un enorme espectáculo de acción y balas, con disparos, sangre, cuerpos que saltan por los aires, cabezas que explotan, pirotecnia y violencia física y verbal..., pero luego comienza el argumento en sí y vemos que el valor de esta entrega no es ese precisamente. Lo importante es ver cómo encajan en esta historia las incorporaciones de Chuck Norris y Jean-Claude Van Damme, convirtiendo definitivamente a la serie creada por Stallone y Dave Callaham en un contenedor de jubilados del cine de acción que está obligado a superarse en cada entrega.
No quisiera desvelaros demasiado, pero tampoco os llevéis a engaño a tenor de los pósters de la película. El grupo de mercenarios es el de la primera entrega –Stallone, Statham, Lundgren, Couture y Caesar, los verdaderos protagonistas de la cinta- a los que se une un novato y una agente china interpretados por Liam Hemsworth y Yu Nan respectivamente. La aparición de Li es puramente testimonial –al principio de la película desaparece dejando en el aire su vuelta al grupo- y lo de Willis, Schwarzenegger y Norris –sobre todo en el caso de este último, su participación casi se podría definir como un cameo largo- son poco más que colaboraciones. Aún así –sin demasiada acción ni originalidad-, la cinta es totalmente recomendable aunque solo sea por el humor que destila y esa sensación de que los actores se lo están pasando pipa rememorando viejos tiempos, con un guion trufado de chistes referentes a su filmografía o sus personas –mezclando realidad y ficción-, como cuando dicen que Jensen –Dolph Lundgren- era ingeniero químico antes de perder la cabeza, cosa que es cierta, o como cuando hacen comentarios sobre sus edades y la de cosas que ya no pueden hacer como antes, la aparición eastwoodiana de Norris y su chiste del tipo “100 facts about Chuck Norris” y Arnold repitiendo su terminatoriano Volveré ante la exasperación de Willis, exclamando el yippie ki-yei de John McClane o haciendo referencias a Rambo. En todo, quien mejor se lo pasa es el pobre Van Damme –que ya se desnudó psicológicamente en la recomendada JCVD- y que aquí disfruta como un enano en el rol del malvado de turno.
En fin, piltrafillas, para las nuevas generaciones quizás no sea más que una película de acción mediocre, pero para los que crecimos con estos tipos pegando fuerte en las pantallas es muy estimulante y palomitera. ¿Qué más da todo lo demás?
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