En 1979 la banda la formaban Kevin Cronin como cantante principal y guitarrista ocasional, Gary Richrath a las guitarras, Neal Doughty a los teclados, Bruce Hall al bajo y las voces y Alan Gratzer a la batería. Kevin y Gary componían la mayoría de las canciones y se encargaron de la producción junto a Kevin Beamish (un tipo que alcanzaría con «la REO» el Olimpo y trabajaría con Saxon, Schenker o Y&T entre otros).
El sonido general de Nine lives se apoya en melodías pegadizas, buenas guitarras, en ocasiones con un toque hard rock, un fantástico teclista y, cómo no, estribillos fáciles de cantar y recordar. Drop it (an old disguise) es un perfecto ejemplo: un riff aguerrido apoyado en un piano rápido con un rollo honky tonk y una línea de bajo muy rítmica; un solo de piano y otro de guitarra; un estribillo fácil. Only the strong survive rebaja la velocidad y basa su encanto en la melodía vocal jugando con las guitarras y un ritmo machacón hasta otro estribillo alargado con una excelente armonía «but we’ll come back alive/´cause only the strong survive». Heavy on your love, que abre el disco, aporta otro gran riff y un Hammond para delicia del personal, quizá la canción más heavy, y una voz agresiva (a lo Speedwagon, ojo). Otra de mis favoritas es Meet me on the mountain, donde Neal mete un Hammond y un Moog para adornar una sencilla melodía que va engordando a medida que suena la canción, recuerdos de una escapada invernal a la montaña: «we were two lonely people living out a dream»; brutal solo de Richrath.
Steve Forman mete percusiones y efectos sonoros (esas castañuelas) para darle un rollo latino a Easy money, en realidad un clásico rocanrol con el que menear el culo un rato, y dar cierta localización a esta historia de engaño al sur, en la frontera, donde «Sweet Carmelita betrayed me»; podría pasarle a cualquiera, cierto, ten cuidado «it´s just my luck/it had to happen to me». El tipo acabó desplumado y solo. Ahonda en ese rollo rocanrol la versión del rey Chuck Berry, Rock and roll music, bastante bien conseguida, aunque algo innecesaria en el contexto del álbum; el guitarreo que se marca Kevin es antológico. Bruce Hall compone y canta la final Back on the road again, sonando a lo que por entonces hacían bandas como Toto o Foreigner, con las que tantas veces se ha emparentado a REO Speedwagon; el amigo Bruce cumple muy bien (me recuerda a Lou Gramm por momentos) y fabrica un gran tema. Esa misma inspiración la escuchamos en Take me, canción de entrega («I only thirst for you to share my cup»), otro punto álgido de Kevin. Aunque no hay una balada como tal, sirva de momento azúcar I need you tonight, más un medio tiempo de digestión fácil, con unas acústicas muy presentes y una voz melosa y aguda; esta vez Neal adorna con un piano el tema, dando un toque particular a esta melodía con recuerdos country en su composición.
El artwork del álbum tiene su miga. Tom Drennon se hace responsable como director artístico y le ayuda en el diseño Ginger Canzoner (que dibuja los gatos de la contraportada). Ese rollo animal mezclando el estampado, las pintas de malote de garito vip y las muchachas disfrazadas de gatitas da muy mal rollo. Pero, por razones que desconozco, ese rojo invadiéndolo todo y esa perspectiva me gustan. Por cierto, las gatitas se llaman Candy, Lindy, Shyanne y Karen. ¿Qué habrá sido de ellas?
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