por Alberto Iniesta (@Radiorock70)
del blog Discos
Más vale tarde que nunca, pero cómo se ha echado en falta un programa de las características de La Hora Musa en la TV pública en un horario compatible con los biorritmos del bicho humano medio. Realmente no parecía demasiado pedir un programa donde lo único importante, más allá de asuntos de corazón o demás parafernalia rosa, fuese la música, sin aditivos. Pero, ya ve usted, hemos estado huérfanos durante demasiado tiempo.
Es cierto que el programa Late Motiv de Buenafuente cuenta con cierta asiduidad con un buen abanico de músicos, aunque al fin y al cabo no es lo que entendemos por un programa que viva por y para la música. También tenemos el ejemplo de los conciertos de Radio-3, pero pongamos el dedo en la llaga: la crueldad de desterrarlos a unas horas intempestivas, más propias de personajes de cierta novela de Bram Stoker, no ayuda precisamente a que reciban mayor difusión.
Vivimos en la era de lo digital, en la que tenemos el mayor acceso a la música de todos los tiempos. Contamos, en definitiva, con el privilegio de poder elegir la música que nos gusta antes de (los que decidimos hacerlo) comprarla, por no hablar de la amplísima oferta de festivales a los que tanto se nos insiste para ir. La pregunta entonces se antoja evidente: ¿cómo es posible que en la era con mayor accesibilidad a la música no disfrutáramos de un programa dedicado enteramente a la música? Esta vez la respuesta no estaba en el viento.
Lo más complicado ya está hecho. Los contenidos son de calidad, las entrevistas son cercanas y los directos vencen y convencen. Es cierto que, una vez más afilamos las verdades como Calamaro, todavía está lejos de poder mirar al Later With Jools Holland de tú a tú, pero para un programa que acaba de empezar en un país que llevaba cerca de una década huérfano de algo similar, eso probablemente sea demasiado pedir. De momento, el apoyo del público logrando hacer trending topic el programa en Twitter, y el cariño de un buen puñado de músicos y artistas que lo están disfrutando debe ser más que suficiente.
El tiempo será el que, como siempre, ponga a cada cosa en su lugar, pero viendo cómo ha comenzado todo esto, es imposible no esbozar una sonrisa al sentarse frente a la televisión cada martes por la noche para disfrutar del programa y su equipazo. Y por eso solamente, debemos estarle agradecidos. ¡Larga vida!
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