Por Esteban Martínez (@EMartineC)
del blog Benditos Discos
Si he de ser sincero, creo que algo hay que darles a Jerry Cantrell y compañía: el mérito de continuar adelante con muchísima dignidad. Y es que una cosa es reunirse a sacarle un poco de dinero al nombre (Faith no more, System of a down, Rage against the machine) o forzadamente intentar revivir el espítiru de una banda (Stone temple pilots, Smashing pumpkins), pero algo muy distinto es continuar para crear en libertad, que es lo que Alice in chains ha venido haciendo, en silencio y tomándose su tiempo, desde 2009 a la fecha. Con Rainier fog nos encontramos frente al tercer lanzamiento de la banda con William Duvall en las voces, y el tercero también donde salen bien parados entregando un sonido oscuro, cargado de crudeza y marcado por pesadas guitarras que a esta altura son de absoluta propiedad. En ese sentido, nadie que venga siguiendo a Alice in chains durante esta segunda etapa que han vivido podría sentirse decepcionado frente a los 50 minutos de música que nos han regalado. Dicho en simple: Rainier fog por lo bajo mantiene el nivel de sus antecesores, lo cual no es poco decir.
Hablando de las canciones, el álbum abre con 'The one you know', que es claramente la apuesta de gancho con que este cuenta (y funciona) para luego desatar densos guitarrazos en las soberbias 'Rainier fog' (la canción) y 'Red giant', dos que en un buen equipo de sonido y a volumen considerable maravillarán a cualquier amante del rock. Posteriormente el disco cambiará de frecuencia con 'Fly', una donde Jerry Cantrell dará rienda suelta a un sonido más cargado al country, mientras que la pasada por 'Drone' + 'Deaf ears blind eyes' es una donde el guitarrista se muestra absolutamente desatado y en su salsa. 'Maybe' bajará las revoluciones y encontrará gratos juegos vocales mientras que la densidad y el peso se retomarán con 'So far under' + 'Never fade' para finalmente cerrar con 'All I am'.
En materia de composiciones el disco me parece se encuentra levemente por debajo tanto de Black gives way to blue (2009) como de The devil put dinosaurs here (2013), sin embargo, se encuentra lejos de decepcionar. Tras una década creando, Alice in chains continúan justificando su existencia. Benditos sean por aquello.
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