Los olvidados.
por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC
Comenzamos década. El Cine Negro y el neorrealismo siguen en forma, especialmente el Noir, que produce títulos destacados como churros. El western, que será el género iconográfico de la década junto con los musicales, irrumpe con fuerza de la mano de Ford y Anthony Mann.
El halcón y la flecha.
El musical y los westerns se convirtieron en el principal entretenimiento, una necesaria evasión tras la guerra y el auge de la televisión. En esta década se firmarán los grandes clásicos (aunque los hubiera antes y también llegaran otros después, evidentemente), grandes cantidades de obras de referencia dentro de estos géneros que los hicieron imperecederos. Géneros típicamente americanos. Especialmente fascinante es lo del western, donde los americanos lograron crear todo un género cinematográfico sobre unos pocos años de su historia. Maravilloso.
El crepúsculo de los dioses.
Cabe destacar la gran cantidad de películas con protagonismo femenino en este 1950 (“Eva al desnudo”, “Thelma Jordon”, “El demonio de las armas”, “El destino de la señora Yuki”, “En un lugar solitario”, “Las hermanas Munekata”, “Nacida ayer”, “Stromboli”…). Podría calificarse este año como el primer año feminista de la historia del cine, por la variedad y proliferación, en distintos géneros, estilos y nacionalidades, de títulos donde se reivindica o muestra el universo femenino, así como las opresiones a las que se ve sometida.
En un lugar solitario.
Las mejores películas del año 1950
AL BORDE DEL PELIGRO, de Otto Preminger.
Notable título negro del gran Preminger, maestro de maestros, en el que volvió a junta a Dana Andrews y Gene Tierney, su mítica pareja en “Laura” (1944). Una magnífica película de género, palpable ejemplo de la época dorada del Noir y del cine.
APARTADO DE CORREOS 1001, de Julio Salvador.
Desconocida joya del cine español que conviene reivindicar con fuerza. Puro cine negro de detectives. Película depuradísima, de narración y exposición cristalina y extraordinariamente diáfana y precisa, ejemplar. Un guión detallista, detallado, preciso, tan bueno que parece sencillo pero que en realidad tiene muchos elementos de interés, que junto a la puesta en escena de Julio Salvador y pequeños giros narrativos hacen de esta extraordinaria película un placer cinéfilo de primera.
ATRACO AL FURGÓN BLINDADO, de Richard Fleischer.
Una trama clásica a la que se saca un estupendo partido. Cine negro con robos e investigaciones. No es de las obras maestras de este año, pero sí una película muy atractiva.
CARAVANA DE PAZ, de John Ford.
Ford casi en la pura digresión. Western, humor, aventuras, romance… con la calidad narrativa del maestro. Pequeña joya poco conocida del genio.
CON LAS HORAS CONTADAS, de Rudolph Maté.
Imprevisible, trepidante y excelente thriller que nos vuelve a regalar esa inagotable fuente de maestría que es el Cine Clásico. Una película francamente brillante y sorprendente que evoluciona de una desconcertante frivolidad para ir tornando en trágica pesadilla kafkiana de atmósfera cada vez más asfixiante. Apasionante.
CORAZÓN DE HIELO, de Gordon Douglas.
Poco después de la mítica “Al rojo vivo” de Raoul Walsh (1949), James Cagney protagonizó esta interesantísima cinta muy en la línea de aquella. Sin ser novedosa, ni llegar a la potencia, brillantez y profundidad de las grandes obras del género, es una cinta de cine gansteril estupenda, depurada, de gran factura y dirección, y con todos los ingredientes para satisfacer a los más exigentes.
CYRANO DE BERGERAC, de Michael Gordon.
Destacable versión de la obra de Edmond Rostand, una de las más célebres, con José Ferrer en el papel protagónico, papel que le dio el Oscar a Mejor Actor. No hace falta decir mucho de este clásico.
EL CAMINO DE LA ESPERANZA, de Pietro Germi.
Buen ejemplo neorrealista el que nos trae Germi. El realismo de postguerra como una odisea inmigrante. La miseria castigando Italia y obligando a los trabajadores a marchar hacia Francia, confiando en desaprensivos y luchando contra toda adversidad.
EL CASO DE THELMA JORDON, de Robert Siodmak.
Siodmak, uno de los grandes maestros del Noir en su época dorada, dirigiendo a Barbara Stanwyck. Una cinta más que interesante.
EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES, de Billy Wilder.
Ya desde esa voz over de un muerto sabemos que estamos ante un título especial. Obra maestra del maestro Wilder que juega con el drama, el Cine Negro y la sátira para conseguir un deslumbrante relato y retrato de Hollywood. Iconográfica, atemporal, ha creado personajes que son estereotipos referenciales, inmortales. Sin duda, una de las grandes películas de la historia.
EL DEMONIO DE LAS ARMAS, de Joseph H. Lewis.
Película antológica, referente del género, con un ritmo trepidante, una perfecta y ejemplar dirección y que navega en la excelencia a todos los niveles. Puro Cine Negro de pareja criminal, amor salvaje y fatalidad latente.
EL DESTINO DE LA SEÑORA YUKI, de Kenji Mizoguchi.
Pocos cineastas han retratado el sufrimiento femenino como él, y además plasmándalo con la sutileza y elegancia que caracteriza al buen cine oriental. Aquí tenemos un intensísimo drama donde nos volvemos a adentrar en ese universo femenino que Mizoguchi conocía tan bien para examinar el machismo imperante y la resignación femenina, siempre silenciosa, íntima.
EL HALCÓN Y LA FLECHA, de Jacques Tourneur.
Clásico del cine de aventuras de un director que también es referente en este género, gracias, especialmente, a este título. Aliado a Burt Lancaster, que estaba más saltarín que nunca, factura una película llena de ritmo, energía y vitalidad. Un clásico indispensable.
EL INVISIBLE HARVEY, de Henry Koster.
Encantador film protagonizado por James Stewart, el actor con filmografía más completa de la historia. Un hombre encantador, amable, cariñoso, que comparte conversaciones y amistad con conejo gigante, al que nadie más ve. Una maravillosa metáfora perfectamente plasmada por Koster. Una joya.
EL PADRE DE LA NOVIA, de Vincente Minnelli.
Encantadora comedia de Minnelli, de tremendo éxito, tanto es así que la película tuvo una secuela (y remakes futuros). Tracy, Taylor y Bennett sellan el magnífico reparto de esta película que reflexiona sobre el crecimiento de los hijos y su marcha del hogar paterno.
EL PISTOLERO, de Henry King.
Soberbio western en la que es la década de su máximo esplendor. Con un punto crepuscular, tenemos un magnífico estudio psicológico y una reflexión sobre el destino y la imposibilidad de escapar de él dignos de encomio. Una maravillosa película de Henry King con Gregory Peck como protagonista.
EL TROMPETISTA, de Michael Curtiz.
Jazz, Blues, música, alcoholismo, talento… Gran película de Curtiz, en un tono no tan acostumbrado en el director, con un estupendo Kirk Douglas. El sufrimiento del creador y del talento. Poco conocida, pero notable.
EL ÚLTIMO CABALLO, de Edgar Neville.
Encantadora película española dirigida por Edgar Neville, imprescindible de nuestro cine. Reflexión crepuscular sobre la desubicación producida por el paso del tiempo, cuando ya no se encaja en aquel lugar que creíamos nuestro hogar. Bella metáfora.
EN UN LUGAR SOLITARIO, de Nicholas Ray.
Obra maestra absoluta de personajes profundos, retratos psicológicos de grandísimo calado, un estudio sobre las relaciones y la naturaleza humana tratando multitud de temas, además de un gran retrato de Hollywood de manera indirecta. Todos se desnudaron en esta cinta en la que mostraron lo más íntimo de sí mismos, no sólo su director, Nicholas Ray, sino la pareja protagonista. Diálogos extraordinarios y un final perfecto, desolador, duro, oscuro y totalmente coherente que es la antítesis del “happy end”. Profundidad a raudales, cine adulto y de enjundia, talento por doquier en esta obra estimulante intelectual y emocionalmente. Obra maestra a todos los niveles.
ESTRELLAS EN MI CORONA, de Jacques Tourneur.
Talento indiscutible del Noir y el terror, géneros que aceptan las atmósferas como una esponja y a los que el director sacó partido como pocos, pero que en el western logró también obras más que notables, dotándolas de ese aura especial que imprimía a todos sus trabajos. Este que os traigo aquí es además de los menos conocidos del director, y posiblemente de los mejores. Brillante.
EVA AL DESNUDO, de Joseph L. Mankiewicz.
Una de mis películas favoritas de siempre. Una de las películas más grandes jamás realizadas, una de las mejores de la historia del cine, que supera cualquier crítica o reparo simplemente porque el talento de todo lo que la compone le sale por los poros, se desborda por los fotogramas, por las interpretaciones, por la inteligencia del texto… Diálogos sublimes, actrices en estado de gracia, giros brillantes, dirección perfecta, la mujer como vehículo de todo…
FLECHA ROTA, de Delmer Daves. Más de James Stewart.
Magnífico western clásico de visión humanista, con una mirada pacificadora y compresiva hacia los nativos, desmitificadora. Francamente bien rodada, con vigorosas escenas de acción. Notable.
LA CASA DEL RÍO, de Fritz Lang.
Apreciable título negro del maestro Lang. De nuevo el lado oscuro de la naturaleza humana al descubierto por uno de los más brillantes directores de la historia. Lejos de sus obras maestras, pero más que interesante.
LA CENICIENTA, de Clyde Geronimi, Hamilton Luske, Wilfred Jackson.
Clásico Disney de la animación. Y como todo clásico, imperecedero. No es de las mejores, pero es siempre estimable. Icónico.
LA JUNGLA DE ASFALTO, de John Huston.
Obra maestra absoluta. Referente del Cine Negro y del subgénero de robos, es también paradigma del cine de perdedores y ambiciosos frustrados, como “Atraco perfecto” (Stanley Kubrick, 1956) o “El tesoro de Sierra Madre” (1948), también de Huston. Sencillamente imprescindible.
LA PUERTA DEL DIABLO, de Anthony Mann.
El señor Anthony Mann tuvo un 1950 glorioso. Os traigo hasta tres cintas de él. Tres westerns. Este primero es un soberbio ejemplo de western clásico, que por la razón que sea suena menos que sus grandes obras en el género. Excelente.
LAS FURIAS, de Anthony Mann.
El segundo de los westerns de Mann este año es otro ejemplo de maestría del director. Narrativa precisa, poderío visual, talento en la puesta en escena. Otra obra digna de elogio que tampoco es de las más conocidas… aunque no sé la razón…
LAS HERMANAS MUNEKATA, de Yasujiro Ozu.
La pulcritud y depuración de Ozu al servicio de un cuadrado romántico en este drama de sentimientos silenciados y sutiles. Una impagable película de la excelente filmografía japonesa por parte de uno de sus grandes maestros y más prestigiosos exponentes.
LA RONDA, de Max Ophüls.
La elegancia sublime de Ophüls al servicio de una historia en episodios que nos muestra las veleidades del amor y las relaciones, los caprichosos sentimientos. Una obra original, pícara, frívola, chispeante, brillante. Una pequeña joya.
LOS OLVIDADOS, de Luis Buñuel.
Obra maestra de Buñuel en su etapa mexicana. Tremebunda, impactante, dura, sin concesiones ni medias tintas. Uno de los retratos más secos y rudos sobre la criminalidad juvenil.
NACIDA AYER, de George Cukor.
Clásico de la comedia clásica. El maestro Cukor en uno de sus géneros predilectos y con un papel femenino excepcional. Judy Holliday ganó el Oscar por su extraordinaria e hilarante encarnación. Es una película encantadora. Tuvo un discreto remake en 1993.
NOCHE EN LA CIUDAD, de Jules Dassin.
Brillante joya de Dassin, que tuvo unos años maravillosos. Un Richard Widmark pletórico. Un gran referente del género, imprescindible para todo cinéfilo y amante del Noir.
ORFEO, de Jean Cocteau.
Rica y particular visión el mito de Orfeo a cargo de Cocteau. Una propuesta surrealista, de brillante imaginería. Un experimento de gran calidad, recomendado para los cinéfilos más curiosos.
PÁNICO EN LA ESCENA, de Alfred Hitchcock.
Un clásico de Hitchcock que lejos de sus obras maestras es célebre por sus recursos narrativos, mentiras subjetivas que el espectador da por verdaderas, en un juego típico del genial cineasta. Película entretenida.
PÁNICO EN LAS CALLES, de Elia Kazan.
Kazan dando otra de sus lecciones cinematográficas. Un atractivo y adictivo thriller con unos componentes francamente interesantes. Crimen, inmigración, epidemias… Un brillante film.
SIN REMISIÓN, de John Cromwell.
Notable drama carcelario con una magnífica encarnación de Eleanor Parker. Soberbio retrato femenino y en el hostil entorno de la cárcel. Una película muy recomendable.
STROMBOLI, TIERRA DE DIOS, de Roberto Rossellini.
Obra maestra y referente absoluto del neorrealismo italiano. Rossellini firmando una de sus grandes obras maestras junto a Ingrid Bergman. Otro retrato femenino de altura.
RASHOMON, de Akira Kurosawa.
Obra maestra de Kurosawa de narrativa deslumbrante y fresca, jugando con los puntos de vista y la veracidad de los flashbacks. El maestro alcanzando cotas sublimes. Indispensable, una de las joyas incontestables de este año.
RÍO GRANDE, de John Ford.
Gran western fordiano donde lo épico se funde con lo familiar. John Wayne y Maureen O’Hara vuelven a demostrar su química en pantalla. Una pareja antológica.
ULTRAJE, de Ida Lupino.
Una de las directoras más destacadas de la época clásica. Magnífica actriz y directora, Ida Lupino se manejó excelentemente en el thriller y el Cine Negro. Aquí nos regala un retrato sobre la opresión femenina, en muy diversos ámbitos, francamente destacable. Título a tener muy en cuenta.
UN RAYO DE LUZ, de J. L Mankiewicz.
Mankiewicz y el cine social. Un drama con tintes Noir que de alguna forma impulsó la problemática racista, como antes haría Kazan. Buena película, que languidece al compartir año con “Eva al desnudo”, también de Mankiewicz.
WINCHESTER 73, de Anthony Mann.
Referente indiscutible del western, no sólo por su caleidoscópico retrato, sino por la originalidad de su guión y planteamiento. Otra joya con James Stewart al frente del reparto. Otra de las imprescindibles.
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