por Dani Matute (@dmatuteb)
Este es el primer vinilo que compré en este siglo y que me devolvió un poco a este mundo. Tengo que reconocer que dejé de comprar estos maravillosos LPs cuando salió el formato CD. Sin embargo, hace unos cuatro años recuperé la vieja cadena Pioneer de casa de mis padres, reparé el tocadiscos (fácil, solo cambiar la correa y una polea que estaba suelta que no soy un buen manitas) y compré este vinilo de Sôber que responde al nombre de Letargo. Quizás el orden fue al revés, compré el disco y luego instalé la cadena, no lo recuerdo exactamente. Lo que sí recuerdo fue la sensación de volver a bajar la aguja hasta el vinilo y oír la estática e hipnotizarme con el giro a 33,3 rpm. Por cierto, conseguí ajustar la velocidad gracias a uno de los aparatos que han ido arrinconando los vinilos, un móvil y su giroscopio. Tras este vinilo, han ido cayendo unos pocos más, todos de segunda mano. Y me encanta ponérselos a mis hijas y que vean y aprendan cómo sus padres escuchaban música. Lástima que la pletina esté rota y no pueda enseñarles los cassettes, aunque se quedaron todos fuera en la última mudanza.
El tema es que vi este LP (edición con CD de regalo) en unos grandes almacenes a muy buen precio y firmado por la banda y no pude resistirme. Me encantó la portada dibujada por el guitarrista Antonio Bernardini y el peso de los 180gr en mi mano. Volví a respirar el olor del vinilo nuevo al sacarlo de la funda con las letras de las canciones y recordé la cantidad de veces que me senté en el sofá para escuchar un disco y cantar los temas sin dejarme los ojos en el intento, como pasa con los compactos. Solo me faltó ponerle una funda de plástico al álbum y pasarle la almohadilla limpiadora antes de pincharlo para completar la liturgia ya casi olvidada. Pero eso tuvo que ser más adelante, ya que con el ansia de escucharlo no reparé en que me faltaba ese material. Y me transporté a cuando aún tenía pelo y no parecía un integrante más de Sôber.
Bueno, paso ya a lo que es el disco en sí. Fue la segunda producción de Sôber que se publicó en vinilo y en CD aunque la primera vez en salir con los dos formatos al mismo tiempo. Lo grabaron en el 2013 en su propio estudio: Cube Estudio. Sôber se tomaron un descanso en el 2004 (uno de los mejores descansos de la historia del rock, pues durante esos años nos llegaron seis enormes trabajos de las dos bandas que se formaron a partir de ellos: Skizoo y Savia). En el 2011 volvieron con Superbia y tras girar un par de años con ese disco, realizaron una mini gira de conmemoración del Morfología. Quizás esa mirada atrás les hizo dar un paso adelante en este Letargo. Nos regalaron un disco más progresivo, pero con las bases pesadas que emanan de Morfología. Es un trabajo más conceptual, pero, al mismo tiempo, más metalero. La conceptualidad la trabajan cuidando mucho la transición entre las pistas, se nota que querían que pusieras el disco de principio a fin. En mi opinión, es un trabajo sobresaliente. Conocí a Sôber al poco de sacar el Paradysso, viéndoles en un concierto en las fiestas de Palencia del 2002 en un viaje de camino a Santander. Me parecieron arrolladores. Y me ganaron, por qué no decirlo, cuando se pusieron a criticar a los que les habían contratado por echarles del escenario antes de terminar su concierto porque se les había ido la hora. No sé, me mola el inconformismo. Solo les había visto una vez más, transcurridos trece años, en la gira de 20 aniversario.
Ahora al tajo con las canciones. El tema de apertura del álbum, "Afrodita", ya deja claras las intenciones. Un corte largo con introducción muy pesada y pasajes muy heavy metal. Y pasan a "Insecto", poco más de mitad de duración del anterior, con su doble bombo. Y atacan "Blancanieve", que usaron como primer clip. Y oye, nada más escucharlo te das cuenta que ya es un himno. Sin pausa, nos encontramos con "Encadenado", también con una intro muy pesada y con un puente antes del estribillo de lo mejor del grupo. Y hasta ahora todo salpicado con pinceladas electrónicas y notándose lo mucho que se lo curraron. El quinto corte, el que da título al LP, me recuerda a los Rage Against de Machine en su intro. Es una canción un poco más pausada pero sin llegar a ser balada. Con "Mañana", parece que bajan el nivel. Pero no es que lo bajen, es que intentan algo más discotequero, un pequeño break. Y en esto se acaba la primera cara. Y toca levantarse para darle la vuelta y continuar con la cara B.
Y de nuevo un gran inicio en "Fugaz", con riff metalero, doble bombo y algo de distorsión en las voces. Y llegamos a una canción que me puso los pelos de punta nada más escucharla, "Tal día como hoy" dedicada a un padre muerto. Buen inicio estilo Black Sabbath y aunque musicalmente no sea tan superlativa, la interpretación de inconsolable tristeza de Carlos Escobedo te hace llegar el mensaje: emotividad a tope. Intentan continuar con esa emotividad en "Unax" aunque creo que es la canción más floja aunque tenga un solo super heavy metal. Y terminamos con tres cortes que no desmerecen para nada el resto del disco. "Capricho" en plan orquestado y coral, en plan Nightwish o algo así. De nuevo heavy metal con "Morfina" muy guitarrera y "Otoño", que tampoco es la balada del disco porque aunque empieza muy lento termina más progresivo. Y sí, recuperé la pasión perdida por los vinilos...
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