
Amiguitos, después de Cold Fish, esta nueva obra del controvertido Sion Sono no me ha defraudado en absoluto. Guilty of romance tiene una bonita música, unas buenas interpretaciones entre las que destaca la de Megumi Kagurazaka –una gravure idol que también apareció en Cold Fish, de la que os hablé hace muchos años en mi sección Nippon no onna y que emprendió con éxito una carrera como actriz- en un papel que alterna la delicadeza y sometimiento al marido con la voluptuosidad carnal y el descenso a los infiernos, una fotografía esmerada y un ritmo orientalmente pausado de los acontecimientos que de manera sutil se nos van presentando conduciéndonos irremisiblemente hacia un desenlace que –en vista de las escenas del comienzo de la cinta- no tiene pinta de ser inocente. Claro que junto con la poesía, también se nos muestra el sexo y la muerte, convirtiendo a esta nueva obra de Sono en otro coctail de sangre, violencia y sensualidad con unas gotas de gore y algo de humor -no os perdáis la hilarante escena entre Mitsuko y su madre tomando el té ante una Izumi que no da crédito a lo que oye de boca de la anciana- servido en una elegante copa que acaba siendo el retrato de una historia de celos, venganza y vergüenza. Estructurada en capítulos, en mi opinión le sobran algunos pasajes entre Izumi y Mitsuko en los que el argumento toma un cariz algo pretencioso, como cuando se establecen paralelismos con El castillo, la obra póstuma de Franz Kafka que no sé a cuento de qué vienen. Sin embargo, y pese a ello, la encuentro muy recomendable piltrafillas.
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