En verdad, amiguitos, si en lugar de Lewis el realizador hubiese sido Russ Meyer, esta She-devils on wheels se hubiese convertido en una cinta de culto mucho más apetitosa y carnal. Sin embargo, bajo la realización del de Pittsburg, la que nos ocupa se quedó en mi opinión a medio camino del resultado que cabía esperar. No soy un entendido en la obra del que está considerado el padre del gore, autor de cintas de las que ya os he hablado por aquí –Blood feast, 2.000 maniacs o The gore-gore girls-, obras en las que el gore y escenas nudies caracterizaban unas películas tan infames como altamente recomendables. Pero en She-devils no hay gore –excepto una cortísima escena casi al final-, no hay violencia –la escena de la pelea de bandas es ridícula- y no hay erotismo –lo más desnudo que se ve es una pierna- por lo que se me hace difícil hablaros de esta cinta como de un divertimento recomendable. No obstante, H.G. Lewis es una innegable figura del cine friki, por lo que tampoco estaría de más que os sirvieseis una copa de ron y la disfrutaseis con afán completista como lo simplona y básica que en realidad es. Y, sobre todo, "get off the road", piltrafillas, a no ser que os queráis encontrar con las comedoras de hombres... ¿O es así?
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