The Hunter
Spirit In The Dark, de Aretha Franklin, es un disco de encrucijada personal, de una puerta se cierra pero otra se abre; en definitiva, un disco de "estoy jodida, pero voy a salir para adelante".
A los sospechosos habituales como la Memphis Shoals Rhythm Section o The Sweet Inspirations se les unieron para la ocasión los Dixie Flyers del gran Jim Dickinson o un tal Duane Allman entre otros, pero aun con estos invitados especiales la estrella es ella, Aretha.
El viaje comienza con los inmortales acordes de piano que abren la agridulce "Don´t Play that Song". No me importaría que me dejaran si es con una canción como "The Thrill is Gone". "Pullin´" es un gospel con un impresionante tempo lleno de groove. "You and Me" es dulce y ardiente a la vez al igual que el blues de "Honest I Do".
En el ecuador está la misteriosa y épica "Spirit in the Dark" la cual da paso a la cruda "When the Battle is Over" en el que Aretha con la ayuda de la guitarra del hermanísimo de Gregg Allman deja claro que a partir de ahora, en esta guerra que es la vida y el amor, no piensa dejar prisioneros; vaya contraste con las preciosérrimas "One Way Ticket" y "That´s All I Want From You" donde La Reina demuestra una vez más el porqué de su corona.
Escuchando "Try Matty´s" te la imaginas sentada al piano entonándola a altas horas de la madrugada con su amigo Ray Charles. Lo mismo que siempre me viene a la cabeza Nueva York con la funky y urbana "Oh No Not my Baby".
Y para cerrar el álbum qué mejor que el fangoso y sentido "Why I Sing the Blues", broche de oro a una obra maestra salida directamente de las entrañas.
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