por Rockología (@RockologiaTwit)
Tengo que deciros que lo más curioso de este álbum es que ninguno de sus protagonistas siente apego por él. Joe Lynn Turner, cantante, ni siquiera lo listaba en su página web, mientras que Malmsteen (guitarrista arpegístico) siempre lo ha tratado como su disco pop o comercial, como si se hubiera traicionado a sí mismo. Pero lo cierto es que la mezcla funcionó bien.
Malmsteen había sacado tres discos anteriormente: el primero prácticamente instrumental (Rising force), el segundo, con algunos Malmsteen - guitarras temas cantados de nivel (Marching out) y el tercero (Trilogy) ya mezclando ambas dimensiones con gran calidad. Llegados a este punto, el sueco necesitaba dar el pelotazo y otro cantante. Turner andaba tieso tras el parón de Rainbow y no se lo pensaron mucho.
Por un lado, Malmsteen supo rebajar su protagonismo (un poco) para dejar que los temas fluyeran de una manera más comercial (más radiable, vamos), con coros, overdubs y, en definitiva, una producción más populosa. El resultado, una mezcla de guitarra neoclásica, deudora de Blackmore, y una voz aguda y melódica que tiene grandes Malmsteen - Turnermomentos. La producción, limpia, destaca de igual manera voz y guitarra, pero dando su hueco al resto de instrumentos cuando la canción lo requiere, en especial a los teclados. La producción la realizaron a la par Malmsteen y Jeff Glixman. La mezcla corrió a cargo de Steve Thompson y Mike Barbiero y eso se nota.
Yngwie toca todas las guitarras y el bajo en la mayoría de las canciones. En el resto, se recrea el tremendo Bob Daisley. La batería para Anders Johansson y el teclado para su hermano Jens. A la voz, el ya mencionado Joe Lynn Turner.
La cosa empieza con Rising force, pequeña intro, riff de guitarra y una épica in crescendo con un fraseo tremendo y un estribillo cuasiperfecto.
Sigue Hold on, un delicioso tema de tempo más recogido con una estructura que se repite a lo largo del álbum: la guitarra de Malmsteen presenta la figura principal, casi siempre repetida por la voz en el estribillo, y el tema entra a saco. Línea de bajo a cargo de Daisley muy acertada igual que el apoyo de teclados. Disfruto con la guitarra a lo largo de todo el tema y cómo se mezcla con la melodía vocal. Tremendo solo.
La tercera fue el pelotazo comercial, pegadizas armonías y un tufo hard rock que cala los huesos. Tal vez un poco sobreproducido, pero en fin, eran los ochenta. Amigos y amigas del rock, Heaven tonight.
La balada Dreaming (tell me) nos devuelve al Malmsteen clásico. Turner se pliega ahora a una melodía algo más elaborada. La guitarra y los teclados comparten protagonismo.
El primer instrumental aparece aquí. Odyssey contiene tres: dos cortitos, apenas un minuto largo, Bite the bullet y Memories, que cierra el disco, y Krakatau, pelotazo que se arrima a los discos anteriores.
De nuevo se pone la cosa power metal en Riot in the dungeons. Recuerda a la inicial Rising force, tanto por temática musical como por estructura. La batería, de lo mejor del disco, igual que el trabajo rítimico de Malmsteen (aquí también con el bajo). Larga intro (un minutito de nada) una breve estrofa y en seguida el estribillo. Descarga instrumental fabulosa.
Otro de mis favoritos, Deja Vu, sigue el mismo palo. Riff de Malmsteen tremendo y Turner vuelve a sus agudos inagotables. Estribillo más comercial que el anterior pero nada pastelón. El solo, de nuevo, magistral, tufazo a Hendrix y, otra vez, Blackmore.
Seguidos vienen dos pelotazos hard rock. El primero, Crystal ball, vuelve a presentar una intro deliciosa, luego la banda rompe (tremendo bajo de nuevo) y Turner se suelta con un tema que le sienta a la perfección. Buen puente, punteo cuidado y estribillo cañón. El segundo, Now is the time, marca el punto y final de la epopeya comercial de Odyssey. Momentazo para las orejas más sensibles esa guitarra acompañando las melodías de Turner, algo más comedido (que es cuando más me gusta). Podrían haber comenzado el disco con este tema y haberlo editado como primer single: comercialidad con clase y estilo. La última aportación de Turner al universo Malmsteen se titula Faster than the speed of light, uno de los temas más heavy vestido con una batería machacante y la hipervelocidad por bandera.
En definitiva, tremendo repertorio, buen sonido, mezcla de comercialidad, power, heavy y neoclasicismo, y una obra ejemplar de un gran músico en su mejor época creativa. Si eres fan de Malmsteen o Turner, seguro que lo conoces, y si el sueco te da cierto respeto (o fobia), un buen comienzo.
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