por Alberto Iniesta (@Radiorock70)
del blog Discos
LA PENTATÓNICA DE R.E.M.
Un viaje por 5 discos imprescindibles de una banda única
Se pueden contar con los dedos de una mano esos grupos que cuentan por victorias cada uno de sus lanzamientos discográficos, más allá de. Pocos son los que se salvan del borrón en su caligrafía: Kinks, Tom Petty, Quique González, Beatles quizá… y el grupo que nos ocupa, R.E.M.
Más de tres décadas desde su aparición allá por los comienzos de unos años 80 que no fueron, en ningún caso, tan malos como los pintan, contemplan la trayectoria de un grupo siempre fiel a sus ideales sin temor alguno a la reinvención. Algo, por otra parte, no siempre sencillo de digerir por parte de una crítica y un público cuyos oídos quieren escuchar una y otra vez la misma canción. En ello radica, precisamente, buena parte de la grandeza de los R.E.M. Despegamos:
- Document: con R.E.M. no podemos hablar de momentos álgidos porque siempre se han movido, disco a disco, por las cúspides más elevadas musicalmente hablando, dejando de lado la frialdad de las cifras de ventas. Con Document, que sería el último LP que saldría con IRS Records, comprobaron que el éxito tan solo necesitaba de un cheque con un estribillo de una palabra (The One I Love) y Michael Stipe batió su propio récord de cantar de la mano del velocímetro para que no se le entendiera apenas nada (It’s The End Of The World). Pero más allá de eso, merece la pena enormemente la experiencia de quedarse a vivir en riffs tan demoledores como el de Disturbance At The Heron House o Exhuming McCarthy: dos canciones con ese aroma de inmortalidad que caracteriza a las que son realmente grandes.
- Automatic for the people: se acabó eso de invitar raperos al estudio: de nuevo el protagonismo recayó por completo en unas canciones con un sonido teñido de domingo por la mañana, y posteriormente pulido de manera exquisita por el amanecer. Punteos marinos (Everybody Hurts), y desarrollos suaves con acabados que habrían sido dignos candidatos a varias estrellas Michelín (Find The River), dieron lugar a un disco donde menos significaba más, y lo minimalista se tornó con la grandeza de los dioses.
- Accelerate: cuando este artefacto vio la luz los R.E.M. llevaban cerca de tres décadas al servicio de la canción, y una vez más lo volvieron a hacer: sorprendieron a propios y extraños sacando el disco más explosivo de su trayectoria. La tormenta eléctrica de Man-Sized Wreath o Supernatural Superserious vence y convence con el savoir-faire del que ya es perro viejo en esto del rock and roll, mientras que la combinación con momentos más reposados a lo Hollow Man es una gozada para los sentidos.
- New Adventures In Hi-Fi: el gran disco olvidado de los de Athens. Álbum denso que precisa de escuchas relajadas con canciones que se mueven en tonos oscuros y melancólicos, en el global te deja con la sensación de ese pirata que descubre un tesoro en forma de disco grande después de navegar por muchos mares que no ofrecían demasiado metal. Quizá la sombra de la guerra declarada contra las radiofórmulas que sobrevuela en este disco no ayudó demasiado, pero obviando esos datos efímeros, nos encontramos ante un disco redondo de principio a fin, de los que te arreglan un día de mierda.
- Lifes Rich Pageant: mi favorito. Desde el comienzo a golpe de riff destilador de la energía del más genuino rock and roll que ofrece Begin The Begin, pasando por los momentos donde la calma se adueña de los compases como en Fall On Me, o por supuesto recordando esa una versión radiante del Superman, es una obra maestra en todos sus surcos. Hay canciones que se rebelan como I Believe, que apuesta por el aumento de decibelios con un resultado enérgico como el que más. Un disco que, además, no es excesivamente conocido por el gran público ni por los consumidores de los greatest hits, pero que se cuela de lleno en el corazón de quien lo escuche. Siempre es buen momento para el rock and roll…
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