por Rockología (@RockologiaTwit)
Después del éxito de Blackout y su posterior gira, el grupo alemán Scorpions se metió de lleno en el proceso de composición y grabación de un nuevo álbum. La presión de la compañía de discos y de la propia banda iba en aumento. Necesitaban el salto definitivo, el pelotazo que conquistara el trono yanqui. Así que ocuparon buena parte de 1983 y parte de 1984 a componer Love at fist sting, su álbum más vendido, el cancionero que les aupó a lo más alto de las listas de todo el mundo.
Scorpions lo conformaban Klaus Maine a la voz, Rudolf Schenker y Matthias Jabb a las guitarras, Herman Rarebell a la batería y Francis Buchholz al bajo. Con la producción del eterno Dieter Dierks.
El sonido general se vuelve más simple y directo, muy limpio, con presencia de riffs geniales de guitarra, estribillos simples pero pegajosos y arreglos pensados para las radiofórmulas y la MTV. Todo, con un dominio y una genialidad sin par. En fin, uno de sus mejores trabajos y de lo mejorcito de aquel año. Una canción como Rock you like a hurricane resume esta idea. Comienzo con la guitarra enseñando la melodía principal, doble guitarra, batería y a reventar; buenas armonías, voces precisas y una letra simple, fácil de recordar, pero con una construcción fabulosa.
En Bad boys running wild tenemos un ejemplo del heavy rock de la primera mitad de los ochenta. Guitarra cortante, voz melódica, letra oscura y buen solo y ¡qué estribillo! En la misma línea, Big city nights pasa por ser el single perfecto: Klaus, perfecto, la sección rítmica, perfecta, las líneas de guitarra, perfectas, y el solo, puro Van Halen. Otros temas que te hacen roquear son I’m leaving you (de línea similar a lo que hicieron en Blackout) y The same thrill (la más rápida del álbum).
Hay hueco para intentar otras cosas. El caso de Crossfire en el que la batería redobla a ritmo militar y la guitarra, distorsionada, planea en segundo plano, dejando el resto del protagonismo a una letra repetitiva con la que Klaus canta un alegato en contra de la guerra; la parte del solo con las voces en primer plano, impresionante. Otra curiosidad es Coming home: comienzo con acústicas y un sintetizador, crece como una balada hasta que rompen las eléctricas y la batería para recrear la canción de nuevo, acelerándonos.
Pero sin duda, la estrella del álbum, el tema eterno que lo hace único, se titula Still loving you. ¿Qué decir a estas alturas de esta genialidad? Cierto que utilizan recursos de baladas anteriores (Holiday, por ejemplo) pero los perfecciona y engrandece. El tema bandera, el más conocido de Scorpions. Estructura compleja, tema que crece poco a poco hasta el Apocalipsis final, con uno de los solos geniales de Rudolf.
Su publicación en mayo de 1984 fue todo un acontecimiento. En apenas seis meses despachó dos millones de copias en Estados Unidos y alguna más en el resto del planeta. La gira siguiente duró casi dos años e incluyó la publicación de su segundo directo World Wide Live (ya hablaremos de él otro día). Llenaron tres noches seguidas el Madison Square Garden y sus teloneros os sonarán: Bon Jovi, Metallica, Def Leppard. Casi nada.
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