ZEPPELIN ROCK: Crítica de "Mejor solo que mal acompañado" (John Hughes, 1987): Review

martes, 10 de julio de 2018

Crítica de "Mejor solo que mal acompañado" (John Hughes, 1987): Review


por Möbius el Crononauta





En los componentes del medicamento figuran: Ambiente navideño, viajeros por doquier, hoteles llenos, vuelos cancelados, caos y mala pata, familiares esperando... sí, decididamente y la Navidad siempre es una buena época para rescatar Mejor solo mal acompañado. No la olvidéis.



Aunque muchos se preguntaban: "¿Otra comedia de Steve Martin?" Y bueno, ciertamente el amigo Steve tiene muchos detractores ahí fuera, detractores que se ha ganado a pulso protagonizando un buen porrón de comedias horribles, participando en remakes absurdos y, en resumen, irritando a muchos cinéfilos del mundo mundial. Aun así, su carrera no es tan irritante como la de Eddie Murphy, por ejemplo. Pero a ambos les une una imagen distorsionada por parte de público de su potencial. Aunque no quisiera remontarme a los tiempos del SNL, bueno, siempre está ahí para reivindicar que en un pasado no tan lejano (bueno, quizás algo) estos dos tipos fueron grandes. Pero ya defenderé a Murphy otro día. Hoy quiero hablar bien de Steve Martin.




Está claro que esto del humor es muy particular, y, por ejemplo, hay gente que permanece impasible o incluso se duerme viendo Dos tontos muy tontos, algo que me parece incomprensible. Así que supongo que habrá quien pense que Steve Martin tiene tanta gracia como una muela cariada, pero bueno, aunque ha desaprovechado su talento cómico haciendo cosas horribles, en su filmografía hay cosas interesantes, y no todas tienen que ver con el humor.

Y, no, Mejor solo que mal acompañado no es alta comedia ni tiene "toques Lubitsch" ni nada de eso. Es una película bastante chorra, pero como película chorra, tiene sus puntazos. Es como el sexo como experiencia vacía. No lo puedo negar, me parece un film entrañable, y le tengo cariño.




Y es que junto a Steve Martin nos encontramos a un grande al que siempre habría que reivindicar, John Candy, un tipo que nos dejó demasiado pronto y no tuvo demasiadas oportunidades para desencasillarse, pero ese tipo era un monstruo. Podría haber dado mucho más de sí si hubiera tenido los papeles adecuados. De todas formas a mí no me hace falta que se metiera a hacer de Quasimodo o de retrasado mental para poder afirmar que fue un gran actor. Y su papel de Del Griffith, el sempiterno pesado que uno se encuentra cuando viaja, es una buena prueba de ello.

Steve Martin es Neal Page, un director de marketing que trabaja en Nueva York y que debe partir hacia Chicago para ver a su familia, a dos días del Día de Acción de Gracias (ya sabéis, en yanquilandia es tan importante o más que el Día de Navidad). Pero desde el principio las cosas empiezan a ir mal, y, por supuesto, cruzará su camino con el alias de John Candy, el amigo Del Griffith, un tipo pesado e irritante. Las extrañas parejas siempre han funcionado muy bien en Hollywood, y bueno, pelis como Salidos de cuentas me recuerdan a... mmm vaya, fíjate.




Mejor solo que mal acompañado fue escrita y dirigida por el malogrado John Hughes, el gurú de la comedia 80s. ¿Hace falta que cite algunos títulos? Todo en un día, Solos con nuestro tío, guionista de taquillazos como Solo en casa... comedia desenfadada y sin pretensiones. John Hughes, el David Lee Roth de la comedia hollywoodiense.

No sé que efecto tendrá un film como Mejor solo que mal acompañado en un espectador del siglo XXI; supongo que le provocará arcadas, no sé. Y evidentemente el tiempo se deja notar, no sólo en su horrible banda sonora de teclados y sintetizadores, sino en escenas dramáticas que no vienen a cuento y que parecen más propias de una peli barata de sobremesa. El azucarado y glucoso final es directamente irritante y horrible, y el momento de John Candy sintiéndose herido también es un WTF? bastante importante. Aunque al menos en esa escena hemos podido disfrutar antes de más de un minuto de diálogo continuo de Steve Martin faltándose con el pobre Del Griffith, en lo que constituye uno de los momentos álgidos de la peli. Pero claro luego meten la cuña coitus interruptus de "escena para el Oscar" con lagrimilla que es desesperante.




Pero bueno, si todo fueran ploreras y llantos obviamente no estaría hablando de esta peli. Los grandes momentos solapan a todos los defectos que pueda haber a lo largo del film. Impagable es ver a Steve Martin reclamando ante una gordita sonriente en un minuto artístico de patatús con nada más y nada menos que 18 'fuckings'. ¿Quién dijo que Steve no era grande? Su expresión al pronunciar la mágica frase "quiero un jodido coche y lo quiero en este mismo jodido momento" no tiene precio. Para todo lo demás, Mastercard.


Como dicen aquí: Owen, the myth, the man, the legend!!!

Y aún mejor es toda la secuencia en la autopista, que da comienzo con el gran John Candy haciendo el cirulo mientras conduce al ritmo de la maravillosa "Mess Around" de Ray Charles, para luego pasar a cotas de chorrez sin sentido de extraordinaria magnitud. Lo dejaré ahí, pero un día de estos tengo que poner en el blog toda la escena. Sólo unos pocos fotogramas cuyo contenido no citaré, la convierten en mi momento favorito de toda la cinta.

Así que, dicho lo cual, dejad entrad a Del Griffith en vuestras vidas; tal vez os sorprenda. Y si os decepciona... ¡os remito a la escena de la gordita!

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