ZEPPELIN ROCK: Conan el bárbaro, Ulises y Dino de Laurentiis (1) - Por Fabián Castillo Molina

domingo, 9 de diciembre de 2012

Conan el bárbaro, Ulises y Dino de Laurentiis (1) - Por Fabián Castillo Molina


por Fabián Castillo Molina

¿Por qué películas notables y de gran éxito, pero no grandes obras, quedan grabadas en la memoria de las gentes como lo mejor que recuerdan?

Esta pregunta me la planteé hace unos días al ver ya por fin, picado por la curiosidad ante el comentario de un compañero de trabajo sobre Conan el bárbaro, la de los años 80, que él consideraba un auténtico clásico. Citaba con especial pasión la banda sonora y eso despertó aún más mi deseo de conocer por fin esta obra. Reconocí que había visto partes de la película en distintas ocasiones, pero completa y con atención nunca. Él mismo se encargó de traerme el DVD. Esa misma noche la vi y escuché en versión original.


Pronto me di cuenta de que la respuesta a la pregunta inicial era: eso nos ocurre porque vimos la película a una edad temprana. Nuestra experiencia como espectadores era corta. Las aventuras nos entusiasmaban. Los héroes, los grandes paisajes, las batallas, la música, amores, muerte, venganza, fantasía…, recordé que me había ocurrido igual a mí con Ulises (1953) de Mario Camerini; las dos tenían en común muchas cosas y una de ellas era la productora Dino de Laurentiis. La vi por vez primera a principios de los 60, con diez años aproximadamente. La tuve como un icono hasta que volví a verla de nuevo en un cine en Madrid más de 20 años después. Seguía gustándome pero ya de una forma completamente diferente.

Una escena de Ulises

Conan el bárbaro se rodó en parte en la Ciudad Encantada y en pinares de esa zona de Cuenca, y tuvo como protagonistas al comienzo de la película al joven Jorge Sanz (en el papel de Conan niño y a Nadiuska haciendo de madre de Conan). Supuso el lanzamiento internacional del musculoso culturista Arnold Schwarzenegger.

Jorge Sanz como pequeño Conan

John Milius, director, era más conocido como guionista de Apocalypse Now, por cuyo guión adaptado obtuvo una nominación al Oscar en 1979 (película mítica de F. Ford Coppola); también dirigió después Amanecer rojo (1984) y la serie para televisión HBO Roma, de gran éxito. Es autor del guión de Conan el bárbaro junto con Oliver Stone, a partir del comic americano que fue publicado por primera vez en 1932 por Robert E. Howard. Los ingredientes básicos están muy estudiados para lograr el mayor éxito posible de público. Así lograron contar con 20 millones de dólares de entonces de la gran productora Dino de Laurentiis para llevar adelante el proyecto.

Dino de Laurentiis

Mis recuerdos de otras películas viendo esta pueden ser más o menos acertados, pero creo que son evidentes las referencias que toman de clásicos como Centauros del desierto, de John Ford, (1956) o Lawrence de Arabia de D. Lean, (1962). Y con frecuencia recordaba también pasajes de películas de romanos y ambiente medieval. Es de notar que eligieron como director de fotografía a un experimentado Duke Callaghan, que vino a este trabajo con el bagaje profesional de haber fotografiado Camino de la venganza (1968), Las aventuras de Jeremias Jhonson 1972, Yakuza, 1974 (las tres dirigidas por Sydney Pollack) y Los últimos hombres duros de Andrew V. McLaglen; todas películas del oeste, con grandes espacios abiertos, buenos paisajes y en muchos casos grandes cabalgadas. También encontré secuencias muy parecidas a las que vemos en el inicio de La quimera del oro (1925) de Chaplin, o Los Nibelungos (1924) de Fritz Lang, aunque es cierto que también hay coincidencias con Excalibur de John Boorman, rodada escasamente un año antes que esta.



Coincidencias o fuentes aparte, los aditamentos para que gustara tanto al gran público estaban bien calculados. El filón por llevar al cine los grandes éxitos del comic lo había abierto Superman (1978), de Richard Donner, tres años antes, y desde entonces hasta ahora no ha visto agotado. Se trataba de añadir a las grandes dosis de fantasía y violencia del original todo lo que pudiera aumentar la buena acogida; más amor y sexo, grandes paisajes, los efectos especiales más avanzados de la época y la mejor banda sonora posible para unas imágenes que irían acompañadas de escaso diálogo. Basil Poledouris autor de la música que escuchamos a lo largo de toda la película reconocía siempre sus dos influencias mayores que le condujeron hacia la música: la primera fue el compositor húngaro Miklós Rózsa, conocido por sus bandas sonoras de películas como Quo Vadis?, Ben Hur y El Cid y la segunda fue su ascendencia ortodoxa griega. Poledouris se crió en la iglesia, y solía sentarse en los servicios cautivado por los sonidos del coro. Después de Conan el bárbaro, Basil realizó numerosas bandas sonoras de películas de éxito, como Los señores del acero del director Paul Verhoeven (también rodada buena parte en paisajes conquenses, en el castillo de Belmonte y alrededores) o Robocop, pero al parecer ya nunca superó el nivel alcanzado en ésta.

Continuará en una segunda entrega

©Fabián Castillo Molina

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