ZEPPELIN ROCK: Saxon - Wheels of steel (1980): Crítica del disco (review)

sábado, 28 de julio de 2018

Saxon - Wheels of steel (1980): Crítica del disco (review)


por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia



Hubo una vez en que le preguntaron a Biff Byfford, el cantante de Saxon (en fin), qué es lo que había cambiado en la banda entre el primer álbum y este segundo. Y Byfford fue muy clarito: “Me acuerdo de un concierto de Van Halen, de los Judas Priest del Killing Machine, de Rainbow volviendo a la gente loca en sus conciertos: había todo un mundo nuevo creándose”. Y Saxon formaron parte de todo aquel mundo del hard & heavy desde el momento que publicaron Wheels of steel.



Así las cosas, con las ideas claras, poco presupuesto y las ganas de ser mejores, entraron en los estudios Ramport con Pete Hinton a los mandos. Paul Quinn (guitarra) llevaba la batuta en las partes más metálicas y Graham Oliver (guitarra) en los temas más melódicos y comerciales. El bajo de Steve Dawson y la batería de Pete Gill redondeaban una banda impactante.




Motorcycle man comienza una historia de canciones sobre la carretera de la que Saxon se enorgullece. La moto que va acelerando hasta la entrada del riff bestial y un devorador Biff se hace con los mandos. Temas como Stand Up and be counted tiene cierto tufo Motorhead que se transforma en una preciosa y sencilla construcción de puente y estribillo con una línea de guitarra magistral.




El single de más éxito (alcanzó el puesto 13) fue 747 (strangers in the night), donde hay una mezcla efectiva de melodía, metal ballad y contundencia, una canción sin desperdicio, vaya, con un estribillo muy currado y un trabajo de todos como banda. Otro tema lleno de melodía con un buen tufo a heavy de estadio se titula Suzie hold on: esa intro de bajo y batería, la guitarra que marca el ritmo y ya estamos esperando la voz; tremendo estribillo. El primer single, y puerta perfecta para entrar en el sonido Saxon de la época, Wheels of Steel, mantiene el equilibrio entre esa parte más metálica y esa otra más melódica, con un perfecto equilibrio.

Otros temas más cañeros nos recuerdan que estamos hablando de 1980 y la NWOBHM. Así, Freeway mad, See the light shinning o Machine gun, que cierra con un trallazo de heavy el disco, se regodean en su sucesión de solos, la voz rápida y forzada y un ritmo endiablado.




El álbum alcanzó el puesto número 5 en el Reino Unido en el mes de abril, y la banda, poco después de su publicación, comenzó a subirse al escenario con las bandas que unos meses antes veían en directo: Motorhead, Black Sabbath, Rainbow… hasta su estelar participación en el primer Monster of Rock en Donnington Park.

Un álbum en el que la banda comenzó a crecer y ser leyenda, con una amalgama de sonido heavy para todos los públicos plagada de brillantes momentos instrumentales y vocales. Un clásico.


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