ZEPPELIN ROCK: Las mejores películas de 1955 - Lo mejor del cine de este año

lunes, 30 de julio de 2018

Las mejores películas de 1955 - Lo mejor del cine de este año

Ordet (La palabra)


por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC

No sólo estamos ante uno de los mejores años de la historia del cine, sino ante un año en el que se definieron estéticamente dos de los iconos y mitos más grandes del Séptimo Arte: Marilyn Monroe, que ya era una súper estrella, y James Dean. Los géneros clásicos demuestran ya una madurez insuperable, desde el Western a las obras Noir, de los musicales a las comedias y dramas. La cantidad de películas notables y la calidad de las más destacadas convierten a este 1955 en un año indispensable y casi inigualable en la historia del cine.

Muerte de un ciclista


Las mejores películas de 1955
(lo mejor del cine de tal año)


AGENTE ESPACIAL, de Joseph H. Lewis. 

Aunque no suele estar en ninguna antología, “Agente especial” tiene varias escenas que merecen estarlo en la del género. El poder visual y expresivo de su director, Joseph H. Lewis, y la transgresión de ciertos aspectos de su trama, alcanzan lo sublime y sitúan este título en lo más alto.


AL ESTE DEL EDÉN, de Elia Kazan. 

El año de la irrupción de James Dean. Intenso y magnífico drama rural de tintes bíblicos, a la mayor gloria de Steinbeck, autor de la novela, y con la magistral dirección de Kazan. Los primeros pasos de un mito.




ALMAS SIN CONCIENCIA, de Federico Fellini. 

La postguerra, la desesperanza, la soledad, la desesperación, la amargura, la derrota… De esencia neorrealista, es una magistral obra de Fellini, de gran enjundia y profundidad. Una de sus grandes películas.


ATRAPA A UN LADRÓN, de Alfred Hitchcock. 

Una de las cintas más encantadoras del maestro, con una pareja inolvidable, que arrebataba las pantallas. Pocas parejas podían aglutinar tanta belleza y glamur. Cary Grant y Grace Kelly. Entre la comedía y la intriga, una auténtica delicia, aunque no llegue a obra maestra.




BUSCA TU REFUGIO, de Nicholas Ray. 

Tenemos a Ray por partida doble, con su mítica “Rebelde sin Causa” y este western protagonizado por James Cagney, más que interesante, humanista y entrañable. Desconocida a recuperar.


CRÓNICA DE UN SER VIVO, de Akira Kurosawa. 

Curiosa película de Kurosawa sobre las consecuencias que la 2ª Guerra Mundial y el ataque nuclear sufrido causaron en la sociedad japonesa tras dejar un tiempo para asentar los hechos. Un trabajo del director que no está entre sus obras más conocidas, pero que deja cosas de verdadero talento.


CONSPIRACIÓN DE SILENCIO, de John Sturges

Obra maestra sobre la intolerancia magistralmente dirigida por John Sturges. Un trabajo tan depurado e impecable como brillante y contundente. Spencer Tracy está fuera de rango. Robert Ryan brillante, también como de costumbre.



CUNA DE HÉROES, de John Ford. 

Un título en apariencia convencional al que Ford convierte en algo especial. Sólo por la escena de la muerte en el porche ya merece la pena el visionado.


EL BESO DEL ASESINO, de Stanley Kubrick. 

Uno de los primeros trabajo de Kubrick, inmerso en el Cine Negro. Es una película importante en su filmografía ya que, con sus irregularidades, deja las primeras muestras de su talento que explotaría con la siguiente “Atraco Perfecto” (1956).


EL BESO MORTAL, de Robert Aldrich. 

Un clásico de culto del Cine Negro dirigido con poderío y vigor por Aldrich, director que cuando estaba inspirado volaba a la altura de los más grandes. El mítico Mike Hammer, lindante con la psicopatía, en una trama retorcida, de violencia explícita y marcada y elementos sugerentes y muy particulares. Recomendada.


EL EXPERIMENTO DEL DR. QUATERMASS, de Val Guest

Una de extraterrestres y Ciencia Ficción más que interesante y con un planteamiento que resulta muy moderno, ya que ha sido utilizado posteriormente hasta la saciedad. Hay buenos títulos británicos en el género dentro del cine clásico.




EL HÉROE SACRÍLEGO, de Kenji Mizoguchi. 

Otra excepcional película de Mizoguchi, donde también pueden apreciarse muchas de sus claves y temas. La opresión como uno de los más destacados. Uno de sus últimos trabajos.


EL HOMBRE DEL BRAZO DE ORO, de Otto Preminger. 

Preminger fue uno de los maestros del clásico más transgresores y atrevidos. Fue de los primeros en usar determinadas palabras en una película, y aquí presenta un crudo retrato sobre la drogadicción junto a Frank Sinatra por primera vez en Hollywood. Un clásico, una gran obra maestra referencial.


EL HOMBRE DE LARAMIE, de Anthony Mann. 

Obra maestra del western clásico y una vez más a cargo de Anthony Mann… junto a James Stewart. Es un clásico sencillamente excepcional.


EL IMPERIO DEL TERROR, de Phil Karlson. 

Una de Cine Negro con pueblo corrompido y héroes dignos. Gran título este de Karlson que dignifica al género en su mejor época.




ELLOS Y ELLAS, de Joseph. L. Mankiewicz. 

Musical que era saludado como uno de los grandes cuando me zambullí en la adolescencia en esto del cine. Película encantadora con mezcla de géneros, excelso reparto y un director maravilloso.


EL PROCESO DE BILLY MITCHELL, de Otto Preminger. 

Correcto drama judicial realizado por Preminger. Sin la fuerza ni potencia de sus grandes obras, pero muestra con acierto muchos de los intereses y valores del director, siempre arriesgado.


EL QUINTETO DE LA MUERTE, de Alexander Mackendrick. 

La comedia más representativa y recordada de la Ealing. Comedia negra dirigida por el gran Mackendrick y protagonizada por Alec Guinnes, que encabeza a una banda de ladrones que se hacen pasar por músicos para engañar a una venerable anciana y utilizarla de coartada para ocultar su delito. Absolutamente encantadora. Una auténtica joya.


EL RÍO Y LA MUERTE, de Luis Buñuel. 

Otro crudo y contundente retrato de vida rural a cargo de Buñuel en su etapa mexicana.




ENSAYO DE UN CRIMEN, de Luis Buñuel. 

Extraña, surrealista, divertida, psicológica, transgresora, perturbadora… las virtudes de Buñuel en un título brillante y personal de nuestro genial cineasta. Para los que busquen cosas peculiares y geniales.


ESCALA EN HAWAI, de John Ford y Mervyn LeRoy. 

Dúo de grandes directores para esta comedia bélica entretenida y sin grandes pretensiones que es un acierto pleno. Jack Lemmon consiguió aquí su primer Oscar.


FRENCH CANCAN, de Jean Renoir. 

La película que supuso el regreso de Renoir a Francia. Un encantador musical sobre la creación del Moulin Rouge y el fascinante mundo bohemio parisino.


HISTORIAS DE LA RADIO, de José Luis Sáenz de Heredia. 

Clásico de nuestro cine de obligado visionado, que nos trae un mundo absolutamente entrañable y romántico que ya se fue, del que quedan rescoldos, con el que muchos se identificarán porque lo vivieron y otros es fácil que se reconozcan en alguna de las episódicas historias que se narran. Muy recomendada.



HORAS DESESPERADAS, de William Wyler. 

Bogart gozándolo como villano y Wyler dando una clase magistral de cine en un entorno cerrado, sin caer nunca en lo teatral. Una tensión cada vez más asfixiante para este gran thriller.


LA CANCIÓN DEL CAMINO, de Satyajit Ray

Obra maestra del cine de todos los tiempos. Satyajit Ray pasa por ser el más conocido y reputado de los cineastas indios. Con esta película comienza su mítica “Trilogía de Apu”, una de las mejores de la historia. Película de obligado visionado.




LA CASA DE BAMBÚ, de Samuel Fuller. 

Estupendo título de Cine Negro de Samuel Fuller, que a su vez es un remake de “La Calle sin Nombre” (William Keighley, 1948). Amor interracial, vida japonesa, bandas mafiosas y un Robert Ryan disfrutando como villano. Atención a la escena de la bañera japonesa tiroteada, está en la antología del cine.


LA COLINA DEL ADIÓS, de Henry King. 

Una de amor interracial en tiempos de guerra. Buen director y pareja protagonista de campanillas: Jennifer Jones y William Holden.


LA DAMA Y EL VAGABUNDO, de Clyde Geronimi, Hamilton Luske, Wilfred Jackson. 

Clásico del cine de animación de todos los tiempos de la que quién más quién menos ha visto la escena de la parejita canina comiendo espaguetis.





LA EMPERATRIZ YANG KWEI-FEI, de Kenji Mizoguchi. 

Sutil historia de amor del maestro Mizoguchi en la que es su primera película a color (sólo haría otra más en este formato). Y de nuevo la mujer como objeto de su lúcida mirada, personificación de los padecimientos de las convenciones y las costumbres. Magnífica.


LA MANO IZQUIERDA DE DIOS, de Edward Dmytryk. 

El catolicismo en medio de la guerra civil y la revolución China. Un gran Bogart y una seductora Tierney en una competente y correcta cinta de aventuras de Dmytryk, que tiene mucho más de lo que se le ha reconocido.


LA NOCHE DEL CAZADOR, de Charles Laughton. 

Obra maestra absoluta del magnífico actor Charles Laughton. Fue su única película tras las cámaras… ¡Y qué película! Un cuento oscuro, perverso, hipnótico y fascinante… Una película única, un clásico absoluto y un referente incontestable que no tuvo apenas éxito en su estreno.




LA PODADORA, de Robert Aldrich. 

Otra lucha psicológica a cargo del gran Robert Aldrich con un Jack Palance en el papel protagónico. Interioridades de Hollywood con ese toque excesivo del director. Interesante film.


LA PRADERA SIN LEY, de King Vidor. 

Un western soberbio que bien merece reivindicación. El eterno conflicto entre la ley y la libertad, entre las praderas libres y los cotos limitados a la propiedad privada que vertebraron el nacimiento y expansión de la nación, su esencia misma, retratado como pocas veces. Muy recomendable. Gran Kirk Douglas.


LA ROSA TATUADA, de Daniel Mann. 

Potente drama romántico adaptando a Tennessee Williams. Destacan las grandes interpretaciones de la pareja protagonista, Burt Lancaster y Anna Magnani, que en su debut hollywoodiense conquistó el Oscar.


LAS AMIGAS, de Michelangelo Antonioni. 

Un gran fresco femenino a cargo de Antonioni. Una historia de amistad que sirve al director para mostrar distintos modos de vida a través de varias mujeres que entablan relación.


LAS DIABOLICAS, de H. G Clouzot

Antecedente en muchas cosas de “Psicosis”. ¿Recuerdan aquello de “no cuenten el final”? Pues ya se promocionó así esta. Es seguro que Hitchcock la vio. Por lo demás, tenemos una obra maestra incontestable del thriller psicológico, el suspense, el terror y los juegos truculentos. Y ya saben… no cuenten el final.




LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA, de Billy Wilder. 

Quizá sea la película que convirtió en mito a Marilyn. Su figura en un vestido blanco recibiendo el viento proveniente del metro que levanta su falda es una de las imágenes más famosas de la historia del cine. Más allá de esto, que no es poco, tenemos una divertidísima comedia de enredos con las habituales excelencias de Wilder. Quizá no es la mejor de Wilder, pero sólo porque Wilder volaba a alturas inalcanzables. De las indispensables.




LOCURAS DE VERANO, de David Lean

Drama romántico en la madurez a cargo de David Lean, que encara su última película “ligera” antes de su serie de genialidades épicas. Un título exquisito, sutil y delicado con una maravillosa Katharine Hepburn.


LOLA MONTES, de Max Ophüls. 

De la solterona interpretada por Hepburn pasamos a una bailarina y cortesana que tuvo múltiples amantes. Quintaesencia de Ophüls, uno de los directores más elegantes de la historia, que saca todo el partido a sus temas favoritos: las relaciones, las pasiones, los romances… con una profundidad y gusto inusitados.


LOS CONTRABANDISTAS DE MOONFLEET, de Fritz Lang. 

Una auténtica joya. Devoción tengo por esta cinta de aventuras, niños y contrabandistas, claro. Una de las cumbres del cine de aventuras, porque es lo que hacía el maestro Lang, cogía un encargo y lo convertía en arte. A los estímulos habituales del género, Lang le introduce un romanticismo, un tono intimista, una tristeza y una nostalgia que elevan el film al Olimpo. Inolvidable Stewart Granger, imperecederas las imágenes que logra el maestro.




LOS IMPLACABLES, de Raoul Walsh. 

Maravilloso western de Walsh, un clásico espléndido que se desarrolla tras la Guerra Civil americana. Lo tiene todo: acción, romance, humor, aventuras, un reparto excelente (Clark Gable, Jane Russell y Robert Ryan) y el ritmo narrativo sin igual del director. Un western clásico del máximo nivel. Recomendadísima.


LOS PECES ROJOS, de José Antonio Nieves Conde. 

Nuestro país nunca ha tenido tradición especial con el Cine Negro, nunca ha sido un género especialmente frecuentado ni al que dedicáramos muchas obras, pero en la época clásica hubo algunos títulos francamente notables, incluso sobresalientes, como esta “Los peces rojos”, que debe estar por derecho propio en la antología de nuestro cine.


MAÑANA LLORARÉ, de Daniel Mann. 

Drama sobre el alcoholismo de bastante interés y notable resultado. Grandísimo trabajo de Susan Hayward en un título que ha quedado eclipsado por otros de la misma temática en el cine clásico, pero que no desmerece.


MARTY, de Delbert Mann. 

La película que le dio el Oscar al gran Ernest Borgnine. Bella historia de perdedores y solitarios que se encuentran y deben vencer sus miedos e inseguridades. Cálida y humana, es difícil no entregarte a estos personajes que podrían ser cualquier de nosotros. Sencillez hecha arte.


MÍSTER ARKADIN, de Orson Welles. 

No está entre las más sonadas y destacadas del genio, pero sigue siendo brillante. Intriga, Cine Negro, drama y el poderío visual barroco de Welles para volver a reflexionar sobre el poder. Deudora de “Ciudadano Kane”, España está muy presente en esta producción que fue un suplicio para el bueno de Orson.




MUERTE DE UN CICLISTA, de Juan Antonio Bardem. 

Clásico indiscutible de nuestro cine. Entre el Cine Negro y el drama con gran profundidad psicológica que retrata los lados oscuros de la sociedad de post guerra, dejado al desnudo el clasismo y las convenciones más despreciables (la hipocresía, el prejuicio, la doble moral…).


NO SOMOS ÁNGELES, de Michael Curtiz. 

Agradable y entrañable, aunque blanda, comedia navideña que tiene en su trasgresión y perversión de tópicos su principal originalidad. Supone además una nueva alianza entre el director Michael Curtiz y el actor Humphrey Bogart. Original y aunque no resulta genial en casi ningún momento deja una sonrisa satisfecha en el espectador.


NUBES FLOTANTES, de Mikio Naruse. 

Relato romántico de Naruse. Los avatares y los amores imposibles tras la guerra de dos amantes que se reencuentran y separan narrados con la habitual sutileza y gusto por el director japonés.


ORDET (LA PALABRA), de Carl Theodor Dreyer. 

Obra maestra absoluta del Séptimo Arte. Una de las mejores películas de la historia. Referente indiscutible del cine religioso, del que es abanderado, aunque trasciende cualquier etiqueta. Poesía, profundidad, calado. Sencillamente imprescindible. No me cansaré de reivindicar a Dreyer.


ORGULLO, de Manuel Mur Oti. 

Otro director a reivindicar. Nuestro Mur Oti, que nos entrega otro drama rural más que notable. Apuesten por este director que bien merece más foco.




PASOS EN LA NIEBLA, de Arthur Lubin. 

Otra satisfacción más que da el cine clásico. Una película poco conocida que es una joya. Una intriga de buen pulso, precisa, depurada y de una concisión asombrosa. Aquella época fue increíble, dónde y cuándo menos te lo esperas surgía una gran obra, las hacían casi en serie. Protagonizada por Stewart Granger y Jean Simmons.


PECHOS ETERNOS, de Kinuyo Tanaka. 

Biopic de la poetisa Fumiko Nakajo y su lucha contra un cáncer de mama. Narrada con la belleza clásica oriental, con tacto, pulso y sensibilidad. Es muy desconocida, pero merece la pena.


PERO… ¿QUIÉN MATÓ A HARRY?, de Alfred Hitchcock. 

En clave de comedia negra, tenemos aquí una intriga hitchcockiana que ciertamente queda lejos de sus grandes títulos. Aún así, es un aceptable entretenimiento.


PICNIC, de Joshua Logan. 

Exitoso y polémico drama en su día. Aunque el tiempo ha restado potencia a muchos de sus conceptos en su retrato de la América profunda, mantiene mucha de su fuerza y vigor. Excelente film.


REBELDE SIN CAUSA, de Nicholas Ray

Mítico título, icono generacional que convirtió a James Dean en leyenda, y una concepción vital que inspiró a una generación… De hecho, se mantiene vigente. Dean era hipnótico, un obsesivo y sufriente actor del método. Su legado, el del actor y el de la película, es eterno e indiscutible.




RICARDO III, de Laurence Olivier. 

Olivier con lo que más le gustaba y mejor hacía. Sus adaptaciones shakespearianas son en exceso académicas, pero siempre interesantes, notables y correctas. E interpretadas con la calidad de los grandes británicos.


RIFIFI, de Jules Dassin. 

Posiblemente la mejor película de robos de la historia y, en cualquier caso, una absoluta obra maestra. Historia de perdedores y de profesionales. Un hito y un referente. Impagable e imprescindible. Atentos a la secuencia de media hora del robo. Antológica.





SÁBADO TRÁGICO, de Richard Fleischer. 

Otra de robos, interesante y entretenida, aunque lejos de la anterior. Como comparar es odioso, nos quedaremos con que es un título estimulante y satisfactorio.


SAMURÁI 2, de Hiroshi Inagaki. 

Segunda entrega de la trilogía de Inagaki, del mismo nivel y en la misma línea de la anterior, con más acción pero quizá una historia menos elaborada. Extraordinaria, en cualquier caso.




SEMILLA DE MALDAD, de Richard Brooks. 

Una de las cintas pioneras en su visión sobre la docencia, anterior a otras tan conocidas como “Rebelión en las aulas” (James Clavell, 1967). Un profesor que debe enfrentarse a alumnos rebeldes, insubordinaciones, gamberradas, humillaciones… Lo curioso es que aparece Sidney Poitier como alumno, que protagonizará “Rebelión en las aulas” precisamente, pero como profesor. De hecho, la cinta de Clavell continuaría la senda de esta.


SIEMPRE HACE BUEN TIEMPO, de Stanley Donen y Gene Kelly. 

Musical clásico de gran calidad con los eternos Gene Kelly y Cyd Charisse de protagonistas. Soldados, amistad y baile, un cóctel clásico perfecto, sobre todo si está a la órdenes de Donen.


SIEMPRE HAY UN MAÑANA, de Douglas Sirk. 

Remake de la cinta del mismo título dirigida por Edward Sloman en 1934, tenemos aquí la reunión de Barbara Stanwyck y Fred MacMurray tras “Recuerdo de una noche” (Mitchell Leisen, 1940) y, sobre todo, “Perdición” (Billy Wilder, 1944). Notable melodrama del maestro Sirk.


SÓLO EL CIELO LO SABE, de Douglas Sirk. 

Otro clásico del melodrama de Sirk, que este año entregó dos joyas absolutas. De nuevo la pareja formada por Rock Hudson y Jane Wyman con una historia de amor en apariencia imposible por culpa del clasismo imperante. Sensacional.




SONRISAS DE UNA NOCHE DE VERANO, de Ingmar Bergman. 

Otro clásico, en esta ocasión de Bergman. Una comedia donde se desarrollan enredos y conflictos amorosos en ambientes rurales de vaga inspiración shakespeariana. Es otra joya más.


SUEÑOS, de Ingmar Bergman. 

Drama de Bergman, que repite este año. Inferior a la comentada justo arriba, pero de notable interés. Un drama donde el director sueco vuelve a reflexionar sobre las relaciones de pareja, el retrato femenino y las insatisfacciones.


TARÁNTULA, de Jack Arnold. 

Pequeño clásico de Ciencia Ficción de serie B, tan sencilla e ingenua como encantadora y entretenida.




TIERRA DE FARAONES, de Howard Hawks. 

Obra maestra del maestro Hawks. Olvidada incluso dentro de la filmografía del maestro, es considerada una de las mejores muestras, por su rigor, de la vida en el antiguo Egipto y cómo se construyeron las pirámides, en este caso la de Keops. Guión de William Faulkner, maravillosa interpretación de Joan Collins y dirección de Hawks… ahí lo dejo.


WICHITA, CIUDAD INFERNAL, de Jacques Tourneur. 

Otro western clásico a cargo de Tourneur, que logra darle esa aura especial que sólo tenían sus películas, entre fantasmagóricas y poéticas. Muy interesante.

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