
Años después, los compañeros de clase de Marty recibirán una invitación para acudir a una reunión de alumnos en el instituto. Pero cuando lleguen verán cómo el edificio de la escuela está cerrado y casi en ruinas. Primero se echan las culpas de la broma los unos a los otros, pero cuando cae la noche, sin que sepan de quién ha partido la invitación falsa, deciden pasar el rato bebiendo y recorriendo de nuevo los pasillos que tiempo atrás eran parte de su día a día. Como imaginaréis todos a estas alturas, los invitados van a ir muriendo poco a poco y de manera cruenta. En fin, piltrafillas, escrita y dirigida por George Dugdale, Mark Ezra y Peter Litten y producida por el mismo equipo de Mil gritos tiene la noche, del español Juan Piquer Simón, Slaughter High es una cinta de terror adolescente de serie B protagonizada por la británica Caroline Munro –toda una estrella de este tipo de cine durante los años 70 y 80, lo que la llevó incluso a trabajar con nuestros Paul Naschy y Jesús Franco- y el joven Simon Scuddamore en el papel de Marty, malogrado actor que se suicidó poco después del rodaje y no llegó ni a ver la película estrenada. Amiguitos, el tema de la venganza del pardillo desquiciado volcando su ira contra los compañeros de instituto que le hicieron bullying no es nueva –a todos nos viene Carrie a la cabeza, por ejemplo-, pero durante años fue un leitmotiv característico en cintas de este género. En resumen, nada nuevo bajo el sol – evisceraciones, sangre, gritos, clavos, punzones, un par de desnudos, quemaduras, un asesino con máscara- pero con bastante calidad general, la suficiente –al menos- para que os recomiende que le deis una oportunidad a Slaughter High.
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