ZEPPELIN ROCK: MUDDY WATERS - I'm Ready (1978): CRÍTICA Review

martes, 9 de julio de 2024

MUDDY WATERS - I'm Ready (1978): CRÍTICA Review

The Hunter


Creo que nadie hay mejor que Johnny Winter, quien se labraría su fama practicando un blues de alto octanaje rayano en el rock, para poner en valor la vigencia de un maestro como Muddy Waters (nacido McKinley Morganfield en 1913), que carecía de contrato discográfico tras la virtual desaparición de Chess Records y llevaba varios años alejado de los estudios de grabación. En plena explosión punk, el resultado de esa colaboración, titulada Hard Again, volvería a hacer relevante para las nuevas generaciones ese blues eléctrico que había servido de inspiración a nombres como Chuck Berry para dar forma a esa música de tres acordes bautizada como rock'n'roll y sin el que no existirían luminarias como The Rolling Stones.



Laureado con el éxito de público y crítica, la continuación no se hizo esperar; menos de un año después, y sustituidas las hordas punk por una nueva ola, el albino músico de Texas, en su doble condición de productor y guitarrista, volvía a reunir al de Mississippi con su banda de carretera: el baterista Willie "Big Eyes" Smith, el pianista Pine Top Perkins y Bob Margolin, que en esta ocasión abandonaría su puesto en las seis cuerdas para ocuparse del bajo, dejando esa labor en manos de un Waters (quien, a diferencia de la anterior, para esta grabación, sí blandirá su mítica Fender roja) y de un viejo compinche de este, Jimmy Rogers. De la armónica se ocuparía otra leyenda, Big Walter Horton, convirtiendo así este I'm Ready, del que quería hablaros, no solo en la perfecta continuación de Hard Again, sino en todo un homenaje al blues de Chicago.

 


"Thank you very much, here I go", presenta la viril voz de Muddy Waters, y da comienzo la fiesta: ya sean nuevas composiciones o imperecederos números de la vieja escuela, desde la declaración de principios del tema título hasta la despedida con el inmortal clásico de Sonny Boy Williamson, "Good Morning Little School Girl", los músicos musitan, ríen, disfrutan, tocan al unísono, interaccionan continuamente entre ellos, en definitiva, se divierten y, con ellos, el oyente; en todo momento parece que estemos ahí en medio, sentimos el percusivo ataque de la armónica de Horton, el profundo groove que desprenden las baquetas de "Big Eyes" Smith, oímos chisporrotear los amplificadores mientras la electricidad de las guitarras recorre nuestra espina dorsal y la voz, oh, la voz de Waters... cogiendo prestado el título de una de las bonus tracks que redondean la excelente reedición en CD que veía la luz en 2004: no hay escapatoria del blues.



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