Así, el viejo soldado alejado del mundo se convertirá en una especie de John Rambo –solo le falta atarse la cinta roja en la cabeza- y sobrevivirá a sus heridas dispuesto a salvar la vida en el desarrollo de un acoso mutuo que tendrá lugar en el bosque, en medio de una naturaleza exuberante. Preciosas montañas, árboles, ríos de aguas salvajes, majestuosos ciervos, graznidos de aves imponentes, sangre, dolor, chupitos de Jägermeister, vinilos de Johnny Cash, demasiadas escenas nocturnas con poca o nula luz y un De Niro que con su semblante de viejo soldado atormentado por los fantasmas interiores se come interpretativamente a un Travolta hablando como el Balki Bartokomous de Primos Lejanos. Pero ¡ey, piltrafillas!, Killing season no es la basura que algunos cuentan, al menos no para alguien bregado en el disfrute de bazofias de serie B, sexploitation de la peor ralea o gore low-cost de los 80. Puede decirse que me ha gustado en conjunto pese a no ser una gran película. Así pues, si me hacéis caso y os decidís por darle una oportunidad, os encontraréis con una historia no mucho peor que otras y una nueva interpretación de De Niro, alguien que ha sacrificado su reputación artística por el dinero -supongo que todos tenemos que pagar nuestras facturas-, pero que hace cierto el dicho de “quien tuvo retuvo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario