Una novela de Herman Hesse iba a ser la inspiradora del nombre de una banda, Steppenwolf, que pasaría a la historia del rock en base a unas propuestas musicales innovadoras y originales en torno a las cuales se asentarían muchos de los cimientos de la evolución que el rock iba a experimentar en la década de los 70.
La fortuita elección de los modestos American Recording Studios de Los Angeles para la grabación del primer disco de Steppenwolf sería clave en el sonido fresco y natural, cercano al directo que los canadienses obtendrían en su explosivo debut.
Probablemente Steppenwolf, publicado en 1968, se encuentra en un posible top 20 de los mejores álbumes de debut de la historia del rock. Un trabajo fundamental a la hora de comprender los posibles inicios del metal a través de un rock duro de base blues y ritmos acelerados que desembocarían en la potenciación del género.
Gabriel Mekler produjo el álbum y contribuyó de manera notable en la obtención de un sonido que sin duda definiría por completo la música de Steppenwolf.
Las pesadas líneas de bajo de Rushton Moreve y la demoledora batería de Jerry Edmonton superaron con creces lo usual en los combos rítmicos de la mayoría de grabaciones de la década de los 60. A ello se añade que, con pocos efectos y los amplificadores al máximo, los guitarristas John Kay y Michael Monarch obtuvieron un sonido empapado de armonía, decisivo a la hora de valorar la frescura que aún mantiene el álbum. Los elegantes teclados de Goldy McJohn fueron los encargados de dotar de profundidad y personalidad propia el debut de la banda, una banda que contó con el inestimable añadido de la voz única e inconfundible de John Kay, madura y y poderosa a pesar de su juventud.
Aquellos músicos crearían un sonido único y masivo similar al que iban a crear Led Zeppelin y Black Sabbath.
El "Sookie Sookie" de Don Covay abre Steppenwolf a modo de insolente trallazo. Su adictivo e hipnótico estribillo se convierte en nexo de unión entre el funk y el rock. Continúa el debut de los canadienses con las retorcidas observaciones sexuales de "Everybody's Next One", un tema que suena a Invasión Británica, pero que se endurece al tiempo que se aliña con el excepcional órgano de Goldy McJohn.
El fabuloso trallazo "Berry Rides Again" se convierte en tributo a Chuck Berry al tiempo que repasa la carrera del guitarrista que les inspiró.
La idea de aplicar guitarras distorsionadas y órgano a "Hoochie Coochie Man", el clásico de Willie Dixon, podría resultar descabellada, pero Kay y sus muchachos consiguen un resultado sorprendente, dotando de personalidad propia a un magnífico cover.
Se llega así a uno de los momentos culminantes de Steppenwolf. Su inclusión en los títulos iniciales de crédito de la mítica película "Easy Rider" terminaría perjudicando a la banda a largo plazo, pero desde su tremendo riff de apertura "Born To Be Wild" se convertiría en un clásico atemporal. Compuesta por Dennis Edmonton, hermano de Jerry, bajo el seudónimo de Mars Bonfire, "Born To Be Wild" es un hit monstruoso que a día de hoy continúa siendo uno de los temas que mejor definen el final de la década de los 60.
Tras el pegadizo "Your Wall's Too High" de John Kay aparecen las potentes guitarras de "Desperation", tema compuesto también por el guitarrista y vocalista. Su ritmo duro y pesado de base blues cobra poso en base al órgano de McJohn, al tiempo que presenta una de las mejores y más tristes melodías vocales de la historia del grupo.
Steppenwolf llega sin remisión a otra de sus cimas, la colosal "The Pusher", incluida también en la banda sonora de "Easy Rider", en esa escena del trapicheo con Peter Fonda metiendo dólares en el depósito de gasolina de su moto. Tremenda y descarnada.
La lastimera y retrospectiva "A Girl I Know" da paso a "Take What You Need", uno de los temas que en base a ese hard rock blues, probablemente mejor defina el sonido de Steppenwolf.
Y el álbum se cierra, como no podía ser menos, con la llegada del tercero de sus puntos culminantes, "The Ostrich", un tema anti drogas construido sobre el ritmo arquetípico de Bo Diddley para después acelerarlo. El duelo de las guitarras de Kay y Monarch y la feroz voz de su vocalista lo hacen aún más excitante, imbuido por la fuerza de su ritmo y de su estribillo.
Influyente, histórico, embrionario, adelantado a su tiempo o como se le quiera catalogar, Steppenwolf es un álbum fundamental en la historia del rock, plagado de momentos culminantes y construido en base a un talento y a una calidad fuera de toda duda. Y si, quitemos las etiquetas y disfrutemos simplemente de un fascinante pedazo de la historia del rock.
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