
Y, piltrafillas, esto es todo. No hay mucho más que contar, porque no pasa demasiado más en toda la cinta. Con dos escenarios principales de reducido volumen y complejidad argumental cero, la dificultad radicaba en hacernos permanecer atentos –Greengrass lo ha conseguido, la película es tensa hasta el agobio- y que Hanks nos regalase un personaje creíble que supiese transmitirnos su estado de ánimo. El resultado es satisfactorio, aunque la visión heroica que del capitán se ofrece no parece ser del agrado de los miembros reales de la tripulación. Sin embargo, los cinco mil dólares que recibió cada uno después de firmar un acuerdo de confidencialidad ayudaron a diluir un poco las quejas que suscitó la imagen que de Phillips se ofrece. El final es emotivo y debo deciros que me ha hecho pensar en los tripulantes del Alakrana, pesquero español que también sufrió un duro secuestro pocos meses después que el Maersk Alabama. Me hago una idea de lo que debieron pasar aquellos hombres, lejos de sus familias sin saber si iban a vivir un día más y se me encoge el alma. Solo por eso, porque en realidad ha habido muchos capitanes Phillips que casi no conocemos, vale la pena echarle una ojeada a esta película.
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