ZEPPELIN ROCK: GUN - Gallus (1992): CRÍTICA Review

jueves, 19 de octubre de 2023

GUN - Gallus (1992): CRÍTICA Review

 


por Dani Matute (@dmatuteb)




Este mes de julio cumplen años dos Lp’s publicados por la banda Gun allá por el final de los 80 y principios de los 90: Taking on the world y Swagger. Aprovechando esta efeméride, voy a compartir con vosotros el trabajo que sacaron entre medias de los dos, el Gallus. Porque soy así de chulo (madrileño de media cepa) y porque siento predilección por los discos que suelen catalogarse de inferiores en la discografía de ciertos grupos.



Aquel año del 89, en el que sufrimos (mal escogido el término, sería mejor decir disfrutamos) la invasión escocesa de los Texas y de estos Gun, sustituyendo en el pódium a los Simple Minds, Mark Rankin y los hermanos Gizzi, Dante y Giuliano, nos regalaron un álbum de debut de los buenos. El grupo se completaba con Baby Stafford a la segunda guitarra y Scott Shields a la batería. Aunque para la grabación en estudio, las baquetas también estuvieron en manos de Jim McDermont. En los coros encontramos a Alan Thornton, que fue el primer batería del grupo, y a la prima de Mark Rankin, Sharleen Spiteri, de los antes mencionados Texas.

Su single de presentación, “Better Days” lo pinchaban hasta en los 40 principales. Tuvo mucho éxito, no sólo en España, donde sonaba por todas partes. Y, en mi casa, sonaba en bucle: a mi hermano mayor le gustó mucho. Y a mi por extensión. Tanto, que decidimos ir los dos al concierto de presentación de los Gun en Madrid, en la sala Jácara, patrocinados, precisamente, por los 40 principales. Iba a ser mi primer concierto de mayor, recién cumplidos los 16 años. Pero por circunstancias de la vida y de los virus, no estuve en condiciones para desvirgarme, en términos concertiles, esa noche. Y mi entrada fue utilizada por otra persona. Cuando le pregunté a mi hermano sobre cómo había ido la noche, al principio fue parco en palabras como si hubiese sido una mala experiencia. Creo que le di pena. Al cabo de unos días, me confesó que el concierto había estado de puta madre y que, durante el mismo, estuvo tomándose birras con el amigo Rosendo Mercado, que se posicionó justo a su lado. Hablaron y se invitaron a unas rondas alternativamente. Se sentiría culpable y me regaló la entrada que os adjunto. Me alegré por él y todas esas mandangas. Pero algo tuvo que quedar en mi interior porque no volví a hacer intento de volver a verlos en directo. Y eso que vinieron muchas veces a Madrid y que seguí su carrera hasta el final, comprando sus trabajos y escuchándolos hasta hoy en día. Sin ir más lejos, al año siguiente telonearon a los Stones en su “penúltima” gira de despedida y dicen los afortunados asistentes al bolo que se salieron. Luego fueron teloneros también de Def Leppard y Bon Jovi, entre otros.



Después del Taking on the World, llegaron este Gallus que os traigo, disco que al principio puede parecer menor en su carrera, pero que es una jodida obra maestra y el Swagger, donde dieron el pelotazo de su carrera con la versión del “Word up”, y que es otro disco de mis imprescindibles de siempre y que me llevaría sin dudar a una isla desierta. Y terminaron su carrera con el 0141 632 6326, trabajo producido por Andrew Farris, de INXS, y que viró al pop y que terminó por sepultar su carrera. Incomprensible aquello, más cuando alguna canción en su versión demo prometía hard rock del bueno y terminó en algo que no era Gun. De hecho, el nombre del grupo pasó a ser G.U.N. Debo reconocer, a pesar de todo y por esa debilidad mía por los discos malditos, que salvaría la mitad del disco de los números. En fin, en el nuevo siglo, volvieron a refundar la banda publicando dos o tres trabajos más, aunque la ausencia del cantante original, Mark Rankin, lastró demasiado el resultado final. Atención, este Mark Rankin no es el mismo que produce a Adele, Florence and the Machine, Queens of Stone Age…En allmusic sacan el listado de todo ello con los discos de Gun, pero no conseguido encontrar ninguna información que lo verifique. Es más, en alguna entrevista, los ex compañeros de Rankin dicen que él no volvería al grupo porque trabajaba para una discográfica: Universal/Mercury como radio plugger, algo así como el que negocia con las radios los artistas que pinchan, me imagino.



Y ahora vamos al LP en cuestión, del año 92. Año complicado para triunfar con el rock clásico ya que fue el año de Nirvana, de Pearl Jam, del grunge. Y en el heavy, todo se lo llevaban Metallica y Guns N Roses. Venga, voy a ser honesto. La verdadera razón de que traiga el Gallus y no el Taking on the world es que ese no lo tengo, todavía, en vinilo. En su época lo tenía en cassette original. El Gallus sí lo compré en vinilo. Pero a partir de ahí, todos cayeron en CD. Incluso me recompré el Taking on the world en CD. Hace poco vi el vinilo en un perfil de Wallapop de mi pueblo a buen precio. Pero el vendedor me pareció un poco jeta y terminamos de malos modos el trato. Ah, por cierto, el Gallus también cayó en CD porque, como he escrito por ahí arriba, es un disco de hard rock con mayúsculas, sin fisuras. Si tenéis la oportunidad de pillar alguna de las reediciones que han hecho de sus discos, incluyen un montón de rarezas, caras b y directos: versiones del “Killing in the name of” de los RATM, “Don´t believe a Word” de Thin Lizzy, David Bowie, Lenny Kravitz…Volvemos al vinilo.  En la portada de este disco nos muestran al primer boxeador escocés campeón de mundo, Benny Linch famoso en los años 30 y 40. El título, “Gallus” es un vocablo escocés que hace referencia a la osadía y el atrevimiento. En mi patria política cántabra, usan mucho en un sentido parecido eso de ser un “gallo” o una “galla”, y la acepción es distinta del “gallito”: mientras que esta es peyorativa, aquella es de reconocimiento. Luego al pescado gallo le llaman ojito, son así de chulos por allí arriba.

El productor fue el mismo que el de su primer disco, Kenny McDonald, que también producía a Lloyd Cole y a Texas. Precisamente, Sharleen Spiteri volvía a hacer coros junto al ex batería del grupo Alan Thornton. Y el único cambio fue el del guitarrista Baby Stattford por Alex Dickson, a la postre, guitarrista de la aventura de Bruce Dickinson en solitario. Y de estos mimbres, este cesto.



“Steal your fire”, al inicio de la cara A, nos introduce magistralmente en esta catedral del hard rock con un riff demoledor, cambios de ritmo, solo maravilloso y mucho rock. Una mezcla loca entre AC/DC y The Cult. Ah, por cierto, ya que hablo de templos, en la contraportada, en la que hay varias fotos hechas en España, creo que todas en Barcelona, podéis ver el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús del Tibidabo. Os dejo la actuación en la Expo 92 (vaya año bueno de conciertos).

“Money to burn” con un comienzo estilo cowboy (slide incluido), para lanzarse luego a una melodía in crescendo, con grandes coros y una base rítmica excepcional para convencernos que el dinero está para quemarlo y gastarlo.

“Long road” comienza con una melodía que tenía que haber reventado las radios y las listas. Rankin cantando bajo, y envolviéndote. Y su prima Sharleen en los coros dándole calidez a la canción que, poco a poco sube el tono y con un resultado final que me encanta, como los Leppard más melódicos.

“Welcome to the real world”, llena de adictivos riffs, va de lo que te esperas: el mundo es una mierda, los pobres cada vez más pobres y los ricos queriendo más. Se ve alguna imagen del grupo paseando por Barcelona.

“Higher ground” es un tema de calma controlada. De nuevo Spiteri a los coros, riffs arrastrados y pesados y la maravillosa voz de Rankin. Quinta joya consecutiva del disco.

Abrimos la cara B con “Borrowed time” y recuperamos la energía porque es un pelotazo de los buenos.

Volvemos al hard rock melódico con “Freedom”, un tema que se merecería más reconocimiento con sus riffs afilados y mayor complejidad compositiva que muestra la madurez del grupo. Quizás esa madures les hizo perder el punch del disco anterior, pero en mi opinión, superan a aquel disco en conjunto.

“Won’t back down” me suena muy a The Cult pero mezclados con Bon Jovi o similar.

“Reach for love” que comienza con la armónica, es otro corte enérgico con grandes riffs aunque quizás sea la menos dura del repertorio, más al estilo U2.

“Watching the world go by” es la balada del LP. Maravilloso final con guitarras acústicas que nos hace bajar las revoluciones antes de que la aguja se levante y el brazo se pose en su soporte.


Habréis comprobado que siento debilidad por este grupo. Pienso que sus tres primeros disco son casi perfectos, que todas las canciones podrían ser singles, que es dificilísimo señalar una por encima o por debajo de otra. Actualmente y en este estilo (quizás un poco más duros) sólo me vienen a la mente los H.E.A.T.

Quizás eran demasiado flojos para los oyentes jebis de Metallica, Pantera, Megadeth, Maiden. Y demasiado duros para los amantes de U2, Texas, INXS. Y les pilló el tsunami del grunge. Y por eso intentarían derivar hacía el pop o cambiar su estilo. Lo cierto es que, este Gallus ha envejecido muy bien y es un álbum que todo amante del rock debería escuchar y disfrutar.

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