by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)

La película –aunque en mi opinión peque de falta de ritmo en varios momentos y a la que le sobra todo lo que se refiere al personaje femenino, que quizás tenga más importancia en la novela original, no sé- es intensa y supone todo un duelo interpretativo entre el prisionero 77, un Adrien Brody en un papel de preso constantemente enojado y a punto de explotar y la desmesura genial, acaso un tanto histriónica, de Forest Whitaker en su papel del cada vez más alienado guardián Michael Barris. The Experiment contiene escenas muy duras en lo que concierne a la humillación personal que pueden llegar a infligir tarados con un mínimo de poder a seres humanos desamparados y a merced de la voluntad de sus verdugos. El desenlace es obvio y demuestra que el instinto animal, la depravación y la violencia está en el interior de todos nosotros. Lo único que nos separa de las alimañas es que nosotros hemos desarrollado una especie de muro de contención que –con mayor o menor éxito dependiendo de cada caso- mantiene oculta a la bestia en nuestro interior. Pero cuando esta aflora, amiguitos, nada nos diferencia de la peor de las hienas.
Es significativo que tanto la original Das experiment como Die Welle –otra película también comentada en este blog muy relacionada con el tema- sean cintas alemanas que se basen en sendas novelas escritas sobre experimentos casi idénticos, ambos realizados entre finales de los 60 y principios de los 70 en la zona californiana de Palo Alto, experimentos que demuestran como los excesos cometidos por los soldados nazis o los pelotones de norteamericanos en Vietnam y tantos otros ejemplos de barbarie humana son más naturales de lo que cabría pensar. Distraída y recomendable, aunque ofrezca pocas sorpresas.
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