ZEPPELIN ROCK: Black Sabbath - Sabbath Bloody Sabbath (1973): Crítica del disco

sábado, 3 de noviembre de 2018

Black Sabbath - Sabbath Bloody Sabbath (1973): Crítica del disco



por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia




Fue ni más ni menos que el riff del tema Sabbath bloody sabbath el que abrió las ventanas de la inspiración en el castillo de Clearwell, en un bosque apartado cerca de Gloucestershire, donde Black Sabbath se retiró en busca de tranquilidad y, bueno, controlar un poco sus propios excesos. Pero la verdad es que el frasco estaba vacío y las ideas no fluían. Casi perdida la esperanza, Iommy apareció una mañana con la línea básica de la canción y al final del día la tenían terminada. En los siguientes días surgieron otro puñado de canciones que acabaron conformando este quinto álbum de la banda.




Grabaron el disco en Londres ayudados por el ingeniero Mike Butcher y producidos por ellos mismos (sobre todo por Iommi) en los estudios Morgan. Se publicó en diciembre de 1973 y debutó en el número 4 de ventas en el Reino Unido. En Estados Unidos alcanzó el puesto número 11. Se pegaron un pedazo de gira que culminó con un concierto ante más de 200.000 personas en California. La portada y contraportada las realizó Drew Struzan y muestran las dos caras de una moneda: el moribundo rodeado de su familia y el que está a punto de ser arrastrado por el mismo demonio.




La canción título, que abre, presenta el nombrado riff como una bofetada: ahí lo deja Tony fluyendo para que Bill Ward y Geezer se recreen y luzcan. Ozzy no hace más que reventarnos con una excelente interpretación. Otra con un riff demoledor titulada A national acrobat continúa con la fiesta heavy para dar paso a una melódica composición titulada Fluff en la que Iommi y Geezer son los únicos intérpretes. Sencilla pero efectiva. Uno de mis favoritos cierra la vieja cara A del vinilo. Lo que hace Ward en Sabra Cadabra es una bestialidad. En realidad, el tema entero es una bestialidad. El piano que mete Rick Wakeman, la línea melódica, el riff de guitarra… ¡una gozada heavy! Killing yourself to live contiene una letra impactante en la que Ozzy restriega a los críticos de la banda que se están matando cada día por vivir, que tal vez Sabbath no son los equivocados, si no ellos. La música pasa por ser una de las más fuertes del álbum, con Iommi moviéndose constantemente y un acompañamiento de bajo y batería soberbio. Me encanta el final.




Who are you pasa por ser la primera composición en solitario de Ozzy, luego arreglada por toda la banda. Una gran interpretación del Madman arropado por toda la banda, incluyendo un estupendo pasaje intermedio con melotrón y efectos sonoros incluidos. Por contra, Looking for today tiene un ritmo más desenfrenado, una melodía fresca en la que se oye hasta una flauta y a la banda dando palmas. La superposición de capas hace que el tema tenga un trasfondo grueso y formal. Spiral architect es otra excelente canción para finalizar el disco. Un riff casi circular de Iommi y otra muestra de virtuosismo por parte de Ward. El arreglo de cuerda no está metido con calzador, como en otras ocasiones: viste la canción, hace que crezca. Ozzy perturba con su manera de interpretar mientras que el trabajo percusivo le adorna.




En conclusión, uno de esos álbumes de Sabbath que raramente ponemos entre nuestros favoritos pero que contienen toda la esencia de la banda y, si me apuras, un poquito más. Justo a partir de este quinto, la música empezó a verse realmente afectada por los abusos de sustancias y las malas relaciones entre los músicos. Una pena, pero qué gloria recuperar joyas como esta.



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