por Rockología (@RockologiaTwit)
La verdad es que ya había oído su anterior álbum, pero a decir verdad no presté la merecida atención al trabajo de Pedro J. Monge (compositor y guitarrista) hasta que en 2012 tuve en mis manos el Instinto animal de Mercury Rex, muy recomendable, donde producía, mezclaba, componía y tocaba prácticamente todos los instrumentos. Con esas, esperaba con cierta curiosidad una nueva entrega de Vhäldemar, y no me defraudaron.
Cuarto largo en el que daban una vueltita de tuerca a su sonido. Shadows of combat transita por los caminos que ya usaron otros, como Primal Fear o Hammerfall, por ejemplo, pero manteniendo, por un lado, la esencia de clásicos de Accept (End of the world, The old man) o incluso los Manowar más acerados (The rest of my life), y, por otro, dando un toque personal a sus creaciones, lo mismo rozando el hard (Rock city, Metal&roll) como el power de anteriores entregas (Danger street, Old king´s vision). En cualquier caso, todos copiamos cuando creamos y quien mejor crea más referencias enseña.
El trabajo de Pedro J. Monge a las guitarras es increíble, tanto en los ritmos y las intros como en los solos. Variado, armónico cuando la canción lo requiere, rudo y directo muchas de las veces, aunque excesivo por momentos (¡pero qué buen guitarrista de heavy no lo es?). Porque en eso sí hay evolución, hacia un conjunto más oscuro o más duro, quizá. Y en ello también tiene que ver la voz de Carlos Escudero, quien afronta las canciones con la directa puesta y una voz realmente agresiva (a veces recuerda en exceso a Udo, pero eso es una virtud en un cantante heavy); además, se defiende muy bien con el inglés. La batería de la nueva incorporación, Gontzal García, cumple con creces y Óscar Cuadrado simplemente lo borda al bajo.
Entre mis favoritas, Black thunder, The old man, The rest of my life y Danger Street. Todo adornado con una portada y un libreto en consonancia con la música y la imagen que quieren transmitir a cargo de Warbanner.
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