por Alberto Iniesta (@Radiorock70)
del blog Discos
Rompiendo con los mitos de lo establecido
A principios de verano, Ray Davies, el cerebro de los Kinks (a los que ojalá veamos pronto sobre un escenario) sorprendió a propios y extraños con la segunda entrega de esta serie de americana, esta vez con diecinueve canciones. Siendo uno de los discos que más he escuchado este verano, es un álbum que confirma muchas cosas.
Segundas partes nunca fueron buenas no es algo que se pueda aplicar por lo general al mundo de la música, pero es que en esta ocasión es un hecho capital: si la primera entrega venció y convenció, en esta no son ni siquiera necesarias las armas para ganar la batalla. Cierto es que, si cuentas en tu ejército con la presencia de una banda como los Jayhawks, la victoria sorprende menos.
Lo que sí puede resultar más extraño es la rapidez con la que ve la luz este LP, teniendo en cuenta que esto ya no son los años 70. Hay quien podrá pensar que treinta y cuatro canciones en dos años es una locura; no faltará quien afirme que es todo un ejercicio de sobredosis de vanidad. No obstante, para quien tenga el placer de degustar el disco entero, serán las canciones las que se encarguen de hablar por sí solas.
El comienzo con Our Country instala inmediatamente una puesta de sol en el corazón del que la escucha. Todo es más fácil cuando son las canciones las que importan por encima de todo, y en ese arte tanto los Jayhawks como el propio Ray saben de lo que hablan (y cantan).
El primer guiño a los Kinks con Oklahoma U.S.A. no palidece con respecto a la original de aquel discazo llamado Muswell Hillbillies, con un tempo un tanto más reposado y con un deje de sabiduría con el orgullo y el savoir-faire de quien lleva más de cinco décadas siendo artesano de la canción. Si en la primera entrega se volvía la vista atrás para recordar el All Day And All Of The Night, en esta ocasión los tiros van por esa Sunny Afternoon, otro buque insignia, en The Getaway. La satisfacción de poder echar la vista atrás con orgullo para continuar entregando melodías a la altura de lo esperado.
No obstante, entre tanta canción, siempre hay alguna cuyo acabado no termina de convencer del todo. En The Take, donde hay un ritmo acelerado a lo One Way Or Another; eso lo comprobamos con facilidad, donde el diálogo de Ray da una sensación de haberse metido con calzador en un momento que, simplemente, no era el suyo. También nos encontramos con unos arreglos excesivos en The Empty Room, que quizá habría quedado mejor con una visión más minimalista en lugar de sonar entre tanto instrumento, que acaba por estorbar.
Como en todo, conviene puntualizar: los arreglos no son un problema para el disco, que es maravilloso. Los metales en Calling Home saben a gloria, y las cosas como son, una buena canción siempre se disfruta y de ellas este disco está repleto. The Big Weird, con esa energía que rezuma, es otro logro más en un álbum lleno de ellos. Hagamos caso a lo que canta Ray en The Big Guy: “I’ll miss you when you are not there.” Esta segunda serie de americana cumplirá con las expectativas de los que busquen un buen puñado de canciones con mayúsculas. Quien busque el nuevo Village Green Preservation Society, que desempolve la estantería y pinche el original. Pura vida…
Bringing Up Baby
https://www.youtube.com/watch?v=sVLZXEHvu10
The Real World
https://www.youtube.com/watch?v=x2PIifbToBs
The Big Guy
https://www.youtube.com/watch?v=M1EtunuLCWA
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