por Alberto Iniesta (@A_Maqueda_8)
del blog Discos
En el noble arte de envejecer, muchos son los que se convierten en algo que dista mucho de ser ni siquiera la sombra de lo que fueron en sus días de rock and roll. No es el caso del Loco, uno de los que mejor lo ha hecho en este país, sin tener miedo al tiempo y sacando discos a un nivel más que notable en lo que llevamos de siglo. El último, Viento del Este, dio lugar a una gran gira que tenía una parada especial en Madrid el pasado 24 de septiembre. Y la apuesta por el nuevo (y muy buen) material se tradujo en siete temas dentro de este nuevo álbum en vivo. Quizá uno se pregunte la legitimidad de este nuevo disco en directo del Loco, teniendo El Creyente de hace tan sólo dos años. Lo cierto es que el sonido de aquel álbum no hacía justicia a una trayectoria de las dimensiones del tipo que nació en el Clot hace ya 56 años. Con Trogloditas o sin ellos, lo suyo ha sido siempre admirable, y en este nuevo lanzamiento vence y convence hasta al más escéptico. Tardé en recibirlo, con camiseta incluida, pero es una puta gozada comenzar este nuevo año desde el sofá de casa viendo el concierto y recordando lo que fue aquel día 24. Gracias, Loco.
Salud y Rock & Roll, con la que empezó todo, abre el concierto. Aunque quizá adornada en exceso, pega que se le puede poner a su último LP, desprende aroma a single por los cuatro costados, cumpliendo sobradamente con su cometido. Línea Clara será el primer homenaje (no el último) a su, probablemente, obra magna: Balmoral. La letra no tiene desperdicio, es una auténtica declaración de intenciones muy al estilo Loquillo: “tuve muchos nombres, me vieron con otra cara, pero siempre fui yo marcando una línea clara”. El Mundo Necesita Hombres Objeto arrasa con su fragancia a tema clásico añejo, de los buenos, que no sorprende cuando ves que su autor es un tal Sabino Méndez. Territorios Libres es otra poderosa canción de otro de los grandes discos del Loco, Feo Fuerte y Formal. Mucho que ver ahí tiene el papel de Igor Paskual, figura esencial para entender al Loquillo de este siglo. El Mundo Que Conocimos, un canto al pasado desde una perspectiva rabiosamente actual, es una de las paradas obligadas de su nuevo disco, con un subidón en el estribillo pensado para grandes noches como la que vivimos aquel 24 de septiembre en las Ventas.
También hay hueco para su homenaje particular a una leyenda como Johnny Cash, por el que nunca ha ocultado su admiración, en El Hombre De Negro. Acto seguido saldrá a escena el único invitado de la noche: Roberto Grima, de Los Vengativos, para poner su guitarra al servicio de Viaje Al Norte, otra de las gemas del nuevo trabajo. No habrá más: era su noche, este es el Loco, y lo odias o lo amas. No existe explicación posible. Con El Rompeolas empieza el primer atisbo de clásicos, que los habrá, pero a cuentagotas. Tras esta se suceden la belleza elegante que es Memoria de Jóvenes Airados, la cómica y efectiva Carne Para Linda del (demasiado) olvidado LP La Mafia del Baile, La Mataré con su engañoso significado que tanta polémica provocó en su día (para mal y para bien esto es España) y los gatos del callejón más famosos entre sus seguidores: los del Ritmo del Garaje. Aquí terminó la primera parte del show, que volvió a arrancar con un Loco (si es eso posible) todavía más elegante para ejecutar la parte rockabilly del concierto en claro homenaje a la banda con la que grabó ese Código Rocker: Nu Niles. Eres Un Rocker suena tremenda, con una rabia que parece imposible pero que cada año que pasa aumenta progresivamente. La cálida y efectiva Chanel Cocaína y Dom Perignon desata la locura como ya lo hacía hace treinta años. La interpretación de Quiero Un Camión es una de las mejores versiones que se han hecho de la canción, en la que el Loco declara “Madrid, quiero un puto camión” y demuestra que su voz está, a sus 56 años, en su mejor momento. Y musicalmente, uno de los momentos indiscutibles de la noche. Otro guiño a una de sus primeras canciones llega de la mano de Esto No Es Hawaii, brillantemente ejecutada por la banda que acompaña al Loco. Tras En El Final de Los Días y Rusty, probablemente las dos mejores del último disco, y después de otro himno mayúsculo como es Rock And Roll Actitud, llega el homenaje a otra de las bandas favoritas del Loco, Burning, con Jim Dinamita. La ejecución del tema es, simplemente, brillante.
A partir de aquí queda la traca final, con Feo Fuerte y Formal y su instantánea fragancia de clásico, la apropiada En las Calles de Madrid, sin duda una de las ciudades del Loco, una Rock And Roll Star que, pese a que quizá sonó algo lenta aquella noche, toda duda queda disipada cuando su poderoso estribillo resuena en las Ventas. Todos sabemos cuál es la última, la que puso punto y final a uno de los mejores conciertos de Loquillo. Una pista: la ladera del Tibidabo. Y a sus pies, Madrid. Una de las mejores canciones jamás escritas en castellano. Eterno. Todavía pone la piel de gallina escuchar cómo el público canta “el amanecer te sorprenderá dormido borracho en el Cadillac”, para que a continuación el Loco se deje la garganta como nunca al grito de ¡NENA!, tremendo ejercicio vocal que nos deja sin habla. Justo como se encuentra ahora mismo el que escribe esto. Feliz año, y salud y rock and roll para todos.
También hay hueco para su homenaje particular a una leyenda como Johnny Cash, por el que nunca ha ocultado su admiración, en El Hombre De Negro. Acto seguido saldrá a escena el único invitado de la noche: Roberto Grima, de Los Vengativos, para poner su guitarra al servicio de Viaje Al Norte, otra de las gemas del nuevo trabajo. No habrá más: era su noche, este es el Loco, y lo odias o lo amas. No existe explicación posible. Con El Rompeolas empieza el primer atisbo de clásicos, que los habrá, pero a cuentagotas. Tras esta se suceden la belleza elegante que es Memoria de Jóvenes Airados, la cómica y efectiva Carne Para Linda del (demasiado) olvidado LP La Mafia del Baile, La Mataré con su engañoso significado que tanta polémica provocó en su día (para mal y para bien esto es España) y los gatos del callejón más famosos entre sus seguidores: los del Ritmo del Garaje. Aquí terminó la primera parte del show, que volvió a arrancar con un Loco (si es eso posible) todavía más elegante para ejecutar la parte rockabilly del concierto en claro homenaje a la banda con la que grabó ese Código Rocker: Nu Niles. Eres Un Rocker suena tremenda, con una rabia que parece imposible pero que cada año que pasa aumenta progresivamente. La cálida y efectiva Chanel Cocaína y Dom Perignon desata la locura como ya lo hacía hace treinta años. La interpretación de Quiero Un Camión es una de las mejores versiones que se han hecho de la canción, en la que el Loco declara “Madrid, quiero un puto camión” y demuestra que su voz está, a sus 56 años, en su mejor momento. Y musicalmente, uno de los momentos indiscutibles de la noche. Otro guiño a una de sus primeras canciones llega de la mano de Esto No Es Hawaii, brillantemente ejecutada por la banda que acompaña al Loco. Tras En El Final de Los Días y Rusty, probablemente las dos mejores del último disco, y después de otro himno mayúsculo como es Rock And Roll Actitud, llega el homenaje a otra de las bandas favoritas del Loco, Burning, con Jim Dinamita. La ejecución del tema es, simplemente, brillante.
A partir de aquí queda la traca final, con Feo Fuerte y Formal y su instantánea fragancia de clásico, la apropiada En las Calles de Madrid, sin duda una de las ciudades del Loco, una Rock And Roll Star que, pese a que quizá sonó algo lenta aquella noche, toda duda queda disipada cuando su poderoso estribillo resuena en las Ventas. Todos sabemos cuál es la última, la que puso punto y final a uno de los mejores conciertos de Loquillo. Una pista: la ladera del Tibidabo. Y a sus pies, Madrid. Una de las mejores canciones jamás escritas en castellano. Eterno. Todavía pone la piel de gallina escuchar cómo el público canta “el amanecer te sorprenderá dormido borracho en el Cadillac”, para que a continuación el Loco se deje la garganta como nunca al grito de ¡NENA!, tremendo ejercicio vocal que nos deja sin habla. Justo como se encuentra ahora mismo el que escribe esto. Feliz año, y salud y rock and roll para todos.
Salud y Rock And Roll
Rock And Roll Actitud
Sé y reconozco que loquillo es un artistazo de los grandes..pero nunca me llego a entrar por las orejas,ni ha fascinar.....conoci a su bateria en un monster of rock de barcelona por el 91 y despues del concierto nos invitó a una fiesta que hacia Loquillo en su casa a la que nunca fuimos......cada vez que resuena loquillo recuerdo esa invitacion
ResponderEliminarMe pasa algo similar con Bunbury y Héroes. Nunca he podido con ellos. Esto son gustos, ojalá hubiera podido yo estar en esa fiesta, aunque un poco difícil si ni siquiera había nacido. Saludos y mucho rock para este año!!
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