ZEPPELIN ROCK: Yngwie Malmsteen – Fire & Ice (1992): Crítica del disco Review

viernes, 6 de marzo de 2015

Yngwie Malmsteen – Fire & Ice (1992): Crítica del disco Review




by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)



Buenas tardes, amigos. Así es, hoy os hablaré del pedante, endiosado e insoportable Yngve Lannerbäck, conocido mundialmente como Yngwie Malmsteen. La primera vez que escuché hablar de él fue a mediados de los 80, cuando inició una carrera al frente de su propia banda –leed mis comentarios aquí–, y quedé prendado de este sueco genial. Así, además de descubrir a Alcatrazz, comencé a seguir a este mago de las seis cuerdas –toma expresión rancia– iniciando un enamoramiento musical que duró hasta finales de la década de los 90, cuando tras comprarme el Facing the animal descubrí que el tipo este ya no me aportaba las mismas sensaciones de antaño. Cosas del desamor jebimetalero.

Tras el digno Eclipse –que tenía la difícil misión de, al menos, igualar al magnífico Odyssey–, Malmsteen se supera y repite con Göran Edman a las voces regresando dos años después con fuerza e inspiración, y más de una hora de estupendas canciones, toda una colección de melodías frescas y largos solos que –pese a tener su estilo inconfundible, por el que algunos nos enganchamos a él– no son meras copias de lo escuchado anteriormente, algo de lo que Yngwie ha pecado en numerosas ocasiones a lo largo de su carrera. 


El álbum no salió ni como Rising Force, ni como Yngwie J. Malmsteen’s Rising Force, ni como Yngwie J. Malmsteen y –al igual que en su anterior obra– la banda tomó el sencillo nombre de su líder indiscutible, sin la inicial de su segundo nombre. Producido por Yngwie para Elektra records y grabado entre los Criteria studios de Miami y los Polar studios de Björn y Benny de ABBA en Estocolmo –atención a las mezclas de la pareja de genios Steve Thompson y Michael Barbiero–, Fire & Ice se convirtió en el álbum de estudio más largo del sueco hasta el momento. 

La banda en ese año está formada por el mencionado Göran Edman a las voces, el malogrado Mats Olausson a los teclados –fallecido el pasado 18 de febrero, sirva esta entrada como recuerdo a su fantástico trabajo durante largos años de colaboración junto a Malmsteen–, Svante Henryson al bajo y cello, Bo Werner a la batería –con la participación en un tema de Michael Von Knorring– y el director de pista, Yngwie Malmsteen, a las guitarras, sitar, pedales de bajo Moog Taurus y coros. Colaboraron los miembros de una sección de violines y la hermana de Yngwie, Lolo Lanerbäck, a la flauta.



Con portada de James Porto según dirección artística de Larry Freemantle –el hombre tras los diseños de innumerables portadas de Pantera, Mr. Big, Led Zeppelin, Overkill, Testament, Dream Theater y tantos otros–, el track list del cedé era: 

Perpetual 
Dragonfly 
Teaser 
How many miles to Babylon 
Cry no more 
No mercy 
C’est la vie 
Leviathan 
Fire and ice 
Forever is a long time 
I’m my own enemy 
All I want is everything 
Golden down 
Final curtain 

Este es otro de los álbumes de Yngwie que en su día no me cansé de escuchar una y otra vez intentando imitar sus líneas de bajo con mi guitarra española de El Corte Inglés –sí, ¿qué pasa?, mi carrera musical es así de increíblemente cutre– por lo que se me hace difícil recomendaros una selección de temas. Pero, de tener que hacerlo, me decanto por "Perpetual", "How many miles to Babylon" –la más larga del cedé, con su inicio orquestal–, "Cry no more" –mi preferida–, "No mercy", "Cest la vie" –otra de las imprescindibles del disco–, "Fire and ice" y el fabuloso grand finale con "Final curtain".



Luego llegaría el enésimo cambio de vocalista, la edición de los más que aceptables The seventh sign y Magnum Opus con Michael Vescera, el disco de versiones Inspiration y –con Mats Leven a las voces– un Facing the animal que supuso el punto y final a mi relación como fan incondicional/comprador de cedés de Yngwie Malmsteen. Y sí, ya os he dicho que el tipo es intratable –dan cuenta de ello algunos de los que han pasado por la banda, así como múltiples entrevistas en vídeo que he podido ver–, pero no se puede negar su enorme talento y lo mucho que ha aportado a ese tipo de música en los 80 y los 90, sirviendo de inspiración a numerosos guitarristas y atesorando un estilo y sonido propios. Otro de esos artistas que han alegrado infinidad de momentos de mi vida. Sólo por eso ya merece mi gratitud. 

¡Feliz fin de semana! 
@KingPiltrafilla










1 comentario:

  1. Un discazo, vaya que sí. Mi relación con Malmsteen se rompió con este, pero menos por culpa suya que por cambios en mis gustos musicales. Malmsteen con Edman era un diez.

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