by Don Críspulo
Por supuesto que son arte. Y a la altura de cualquier otro.
En 1996 yo pensaba que lo sabía todo sobre los videojuegos. No en vano yo los había visto nacer, con aquel Pong y más tarde con joyas de la talla de Asteroids o el Pac Man. A Galaxy le siguió Phoenix, y a éste aquel “Ghost & Goblins” absolutamente perverso.
De aquellas recreativas que tanto ayudaron a forjar nuestras vidas (sobrevivir en aquellos salones recreativos de los 80 era pura selección natural) pasamos a las videoconsolas en casa. Ya no eran Commodores o Spectrums, eran artefactos imbatibles como la Super Nintendo o la Megadrive de Sega. Juegos de deportes, de rol, mata matas, de todo tipo de coches, rompecabezas y hasta juegos de pesca. Era imposible dar más, y entonces llegó ella. Y ella es Lara Croft, pero también es la Playstation, la primera, la que nos dejó sin habla. Y ella se movía en todas direcciones, y te dejaba volver hacía atrás, y explorar vastísimos territorios, y ponerte a saltar, escalar, disparar, mover palancas y bloques de piedra y matar, matar sí, mucho matar. Y todo con una música que por primera vez formaba parte de la historia.
Hay juegos mejores, claro que sí, y otros más míticos, pero no me negarán que Lara Croft les dejó a todos ustedes con la boca abierta. No me digan que no se pasaron noches en vela correteando por su mansión, o que no le dieron una patada al mando por no saber resolver alguno de sus complicados puzzles. Y el puto dinosaurio, joder no olvidemos al puto dinosaurio, mi corazón todavía tiene espasmos.
©Don Críspulo
Me pongo de rodillas ante semejante recuerdo. Yo las he tenido todas (vamos, casi). Commodore, Atari, Spectrum, Sega y seguimos...
ResponderEliminarSi tuviera junto todo el tiempo (y el dinero) que he (bien/mal) gastado en los garitos de recreativos...