por Addison de Witt (@Addisondewitt70)
del blog Rock and More By Addison de Witt
Musicalmente Minneapolis se relaciona con Prince. Evidentemente, él allí tiene su princesado y es mundialmente sabido que en esta ciudad dio sus primeros pasos el discutido e indiscutible genio purpúreo.
También The Replacements pasearon sus díscolos y evasivos huesos por esta su ciudad, aunque sus pasos dejaron menos huella en el congelado hormigón de las calzadas de la metrópolis, esparciendo su efervescencia por todo el país.
A unos kilómetros de allí, hablando ya de la rural concepción que sufre el estado de Minnesotta, se encuentra Duluth, famosa localidad por ser la elegida por la providencia para ver nacer a otro genio discutido e indiscutible, el bardo judío, ese genio que cuanto más ha huido de su propia genialidad más se ha pegado esta a su espalda, más ha contaminado su cerebro y más ha impregnado la conciencia del mundo de esta realidad tan evidente para muchos como discutible para algunos y opresiva para este trovador que, asfixiado, repta su grandeza por los pavimentos de medio mundo, perseguido por la gloria, una gloria que Bob Dylan, porque sí, hablamos de Bob Dylan, no desea ni ha deseado nunca.
¡Joder, qué grandeza!!!, casi agobia tanto glamour, tanto denso y viscoso glamour...pues menos mal que se trata de un estado rural, un estado de gentes sencillas, cultas y educadas, gentes luchadoras, de vida tranquila que discurre entre los fríos del invierno y las gemas que la tierra les ofrece por medio de sus praderas dedicadas a la agricultura y sus minas.
La tierra de los mil lagos, zona de helada belleza, donde los árboles de los bosques aurales se reflejan como una dama coqueta en los espejos de cualquiera de esos silenciosos lagos cuyas congeladas aguas rellenan de bella luz color plomo las retinas de los visitantes y el orgullo patrio de los nativos.
En este entorno nacen y crecen dos genios de introvertido carácter que aúnan música y personalidad en una suerte de cóctel de delicado sabor, sublime textura y genial espirituosidad, que no obstante nunca logra superar en presencia en las barras de los bares al siempre socorrido y refrescante Cuba-libre o al firme y temperamental Gin-tonic, mucho menos elaborados pero más "de andar por casa", más dados al paladar del cliente medio, aquel que agotado, sediento y en ocasiones frustrado llega al bar dispuesto a disfrutar de una dosis de frivolidad contenida, de diversión y búsqueda de la energía perdida en tragos cortos, nunca de más de 4 minutos.
Estos combinados refrescantes que tienen como virtud la concentración de elementos revitalizantes, energéticos y vitamínicos sin perder la suave textura y el dulce y sabroso masaje que al paladar prodigan a su paso hacia el gaznate es lo que tienen otros nativos de Minnesota, la banda liderada por Nato Coles, The Blue Diamond Band.
Y así lo demuestran en este disco que desde hace unos meses electrifica el organismo de aquel que se lo echa a los sedientos labios... perdón!!! quiero decir a los anhelantes oídos: "Promises To Deliver".
Rock de basamento sencillo, acordes contados con los dedos de una mano, melodías de escasa complicación y elementos sónicos de evidencia terca y ortodoxa, coros y estribillos cercanos a la textura Springstiniana, atmósfera que recuerda a Thin Lizzy y actitud rockera repleta de adrenalina, a lo Replacements, recogiendo de las frías aceras parte de las chinas dejadas, cual Pulgarcito del rock, a propósito por Paul Westerberg en aquellos lejanos ochenta que vieron nacer a unos punks Replacements, justo antes de que Let it Be les convirtiera en estrellas.
Disco que se eleva orgulloso, con la seguridad en la fidelidad del rock and roll, incapaz de dejar tiradas a las criaturas que como Nato Coles and The Blue Diamond Band entregan sus corazones a este para que los gestione a golpe de riff y base rítmica de elevadas y violentas palpitaciones.
Sinceridad es lo que emiten los chicos de Nato Coles, sinceridad, gusto y desencuentro evidente con cualquier aproximación a una música de trascendencia artística barroca, rebuscada o pretendídamente intelectual, que los tiempos no están para estas historias.
Es por ello que este tremendo vinilo tiene en su vientre divertimento y buen rollo, entrega rockera y ganas de seguir el viaje hasta donde la capacidad de baile de las piernas responda, con ritmo y descuido.
Y desde los primeros golpes de caja a la batera y el riff springstiniano que sigue a estos y que sirve para inaugurar la fiesta sonora de este disco por medio de la festiva y bailable "See Some Lights", estos tipos nos dejan claro que los problemas van a quedar relegados a un segundo plano durante un rato, el tiempo que tarda en pasearse por tu cerebro y corazón este discarraco de energía arrolladora y rockero rugir.
Un Riff poderoso y una guitarra chillona abre "Julie, (Hang Out a Little Longer)", tema de aniquilador estribillo y replicante guitarra, Thin Lizzy se asoma a las texturas de "You Can Count On Me Tonight", refrescándolas con ese efervescente néctar tan característico de los irlandeses y que este tema derrama sobre todos con generoso despilfarro, una gozada "made for dance".
Un coche arranca y su relentí se ve acompañado por una acústica que solo sirve para que nos confiemos, pues enseguida la batería pone ritmo al purgatorio del baile y ritmo, divertido y palpitante, a la bonita melodía de "Ecoline", unas guitarras mas cabreadas nos recuerdan a los antiguos vecinos, los díscolos Replacements, en la estupenda "Late Night Heroes", sentimiento que se repite tras la engañosa (otra vez) aportación de una acústica que insiste en hacernos creer que en esta banda hay un hueco para la ternura y el espíritu romántico....¡Y una mierda!!!, pronto calla la acústica y el espíritu Replacements con todo su sudoroso rock, caliente como el galipó recién derramado nos enerva la sangre en esta fabulosa "Rudes and Cheaps".
"The True Blue Rocker" se trata de otro retazo de rock, de actitud, de guitarras gritando su verdad, de un cantante cantando como si fuese la única forma en que la garganta le permita expresarse, como si el conocimiento del idioma solo llegase a su cerebro envuelto en corcheas.
El disco, hasta para esto van estos tíos a su bola, termina como normalmente empiezan los discos...Es decir con el tema que da título al álbum, y se trata de otro martilleante ritmo hiper activo, casi rockabilly que avanza abrazado a unos riffs poderosos, ásperos y despegados, mas preocupados en ser que en parecer. Nos vamos como llegamos, rockeando...
Se nos queda en el tintero la mas tranquila y evocadora pieza del álbum, con los aires del sur despeinando los libertarios cabellos de los miembros de la banda, brisa que les trae además una voz femenina para que dulcifique el bonito estribillo de sonoridades folks de "Hard to Hear The Truth".
Damas y caballeros, "Promises to Deliver" es un señor disco de rock and roll, de reminiscencias evidentes y tópicas, que funciona como un tiro, con ese sentido de eternidad que tiene lo hecho con el corazón, con sinceridad, con desalojo de ambición, con desprecio a lo trascendente, a lo sesudo a lo aburrido...
Créanme, los tiempos están para discos como este, para disfrutar y degustar a nuestro viejo amigo el rock, degustarlo en la barra del bar, en baso ancho con rodaja de limón, un Cubata o un Gin-tonic... o algo así, venga pegaros un lingotazo de Nato Coles & The Blue Diamond Band on the Rock.
©Addison de Witt
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