ZEPPELIN ROCK: Miles Kane - Coup de Grace (2018): Crítica review

martes, 27 de noviembre de 2018

Miles Kane - Coup de Grace (2018): Crítica review


Por Esteban Martínez (@EMartineC)



Aun sin olvidar de ningún modo sus raíces, pero incorporando novedosos elementos en su sonidos nos encontramos a Miles Kane en este 2018 mediante la edición de su tercer álbum en solitario, este Coup de Grace que por aquí os presentamos, el cual continúa bebiendo de esas marcadas influencias británicas/retro que colocan a la guitarra y la melodía en un primer plano pero tal como mencionaba inicialmente, intenta dar pasos de crecimiento, quizás en el afán de escapar de la sombra de su compañero de ruta durante años anteriores: Alex Turner.





La esencia de Kane se mantiene por tanto, esa que debutó de gran forma por allá por 2011 con el buen Colour of the trap permanece presente en este conjunto de canciones, sin embargo, hay un dejo rabioso que ronda en la producción (claramente más sucia que en cualquiera de sus discos anteriores) que desde un inicio marca la pauta de Coup de grace.




Y sí que nos encontramos en el álbum canciones como la acústica 'Killing the joke', el medio tiempo 'Cry on my guitar' o 'Loaded' (que cuenta con colaboración en composición y voces de Lana del Rey), absolutas marcas de la casa a estas alturas, pero gran parte del disco irá en otra dirección, una mucho más golpeada, ruidosa y frenética. No es coincidencia que el puntapié inicial del disco en 'Too little too late' exclame el clásico "One! Two!... One, two, three, four!". Es la intención del álbum, combinar la rabia con su siempre elegante estilo, tan marcadamente británico. Ahí el vértigo vendrá de la mano de canciones como 'Cold light of the day', 'Silverscreen' o 'Something to rely on', que se enlazan con las desgarradas interpretaciones de 'Coup de grace' (la canción) o la genial 'Wrong side of life', la mejor del álbum para quien escribe y una donde cada palabra que sale de la garganta de Kane se percibe genuina y dolorosa.




Coup de grace es un disco que fue grabado en un departamento durante dos semanas y aquello se percibe a lo largo su trámite. Esta vez el vocalista ha decidido no manosear demasiado el sonido y entregarnos un álbum directo, que derrocha energía, rabia pero donde su esencia se conserva. Ha hecho bien, el resultado ronda el notable.



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