ZEPPELIN ROCK: Crítica de "Operación U.N.C.L.E." (Guy Ritchie, 2015): The Man From U.N.C.L.E. review

domingo, 8 de noviembre de 2015

Crítica de "Operación U.N.C.L.E." (Guy Ritchie, 2015): The Man From U.N.C.L.E. review


por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC




Guy Ritchie ha pasado de enfant terrible y hermano pequeño, hipervitaminado y Pop, de Tarantino a convertirse en un puntal del mainstream, que se ve favorecido por su frescura visual, su comedido gamberrismo y su agilidad expositiva.

Esos montajes musicales llenos de trucos, barridos, pantallas partidas, mucho corte para dar dinamismo, especialmente en las presentaciones, son un sello del director que logra un burbujeante aspecto en sus películas, con lo que consigue que se digieran con facilidad pasmosa.



Un agente americano y otro ruso deben trabajar juntos para impedir un ataque nuclear de una organización de tendencias nazis.

De nuevo Ritchie apuesta por el conflicto de caracteres antagónicos para vertebrar su cinta, en lo que es el mejor aspecto de este entretenidísimo y acertado film. Es un James Bond pasado por las manos de Guy Ritchie.

Ritchie hace primar los diálogos, vaciles y confrontación de caracteres mencionada a la acción, que por otra parte está magníficamente rodada, aunque limitada en su espectacularidad. Con todo, es necesario destacar la secuencia inicial, que es sencillamente excelente y la más sobresaliente del film en este aspecto. Original, ingeniosa y divertida.



Hammer es un rudo agente ruso, con impulsos psicopáticos, poco sutil, comunicativo y delicado. Cavill es todo lo contrario, un sosías de Bond, elegante, educado, mujeriego y sofisticado. Ambos tienen un pasado que les atormenta de distinta forma.

La conversación de esos dos duros agentes sobre moda es hilarante.

Ese gusto por desarrollar la relación entre dos protagonistas antagónicos lo vemos en buena parte de su cine, sin ir más lejos en otro de sus blockbuster, las dos partes de Sherlock Holmes. Los duelos de ingenios también remiten a aquellas cintas. También veremos un tablero de ajedrez aquí, algo fetiche en Ritchie y que vimos en los títulos sobre Holmes.




El resto de escenas de acción, teniendo aspectos originales, no destacan por la espectacularidad, pero sí por su sentido del humor, con la salvedad de la persecución en automóviles del tercio final, que también resulta muy satisfactoria tanto desde la dirección como desde el espectáculo.

Hay dos rasgos distintivos del estilo de Ritchie que destacan especialmente, el mencionado montaje, con multitud de recursos que dan agilidad a la cinta, y que tiene en la fragmentación una de sus bases, y el uso del flashback como añadido a esa fragmentación buscando la sorpresa y la imprevisibilidad.

El montaje recurre a barridos para ir presentando a los personajes, con muchos cortes para marcar un tono fresco, recurriendo a pantallas partidas para algunas escenas de acción o al montaje paralelo cuando se diversifican las tramas.




Los momentos más significativos son esos donde Ritchie oculta lo que ocurre o lo que se dice en pantalla explícitamente para luego usar un flashback donde se desvela lo que ocultó y así sorprendernos, siendo un truco honesto aunque pueda resultar previsible por su explicitud. Un cachondo el señor Ritchie.

Del mismo modo Ritchie disfruta con las angulaciones, los picados y los contrapicados para sostener ese estilo visual llamativo y ritmo trepidante, pero eso sí, sin temor a la sobriedad cuando es menester.

La fragmentación deja detalles llamativos, alterando la linealidad del relato con desparpajo. Detalles muy vinculados al cine de Tarantino y, por supuesto, al de Leone, al que guiña sin reparos. Insertos en mitad de una escena de acción para explicar detalles de los personajes (como en la escena inicial donde se pausa la secuencia para que veamos como el personaje interpretado por Armie Hammer, el agente ruso, es informado por su agencia sobre el agente americano, interpretado por Henry Cavill), por añadir un ejemplo.

Ritchie mezcla con mucho acierto acción y humor, una desenfadada cinta de espías que nunca se toma especialmente en serio, clave de su triunfo como uno de los mejores y menos reivindicados blockbuster de este pasado verano.




Los diálogos dejan buenas perlas, especialmente con esas conversaciones enmascaradamente sexuales que suele protagonizar Cavill. Y es que Guy Ritchie disfruta con las múltiples digresiones a las que se entrega en la película.

Uno de los aspectos que más me satisfizo fue que en su chispeante look y muchas de sus escenas, la película parece un homenaje a la filmografía de la eterna Audrey Hepburn. Es fácil que te vengan la cabeza títulos suyos como Desayuno con diamantes (Blake Edwards, 1961), Vacaciones en Roma (William Wyler, 1953) o Charada (Stanley Donen, 1963), por ejemplo. Igualmente, muchos vestiditos y complementos que pasean por la pantalla, nos remiten a ella. Alicia Vikander no llega ni de lejos a Audrey, pero resulta simpática.

Adaptación de una serie televisiva, El agente de CIPOL es, en definitiva, una película muy Bond y muy Pop que seguro te hará pasar un buen rato.


Jorge García

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